La Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) ha puesto sobre la mesa la necesidad de reflexionar sobre el uso de dispositivos tecnológicos en el sistema educativo, considerando el impacto negativo que su uso excesivo puede tener en la salud de niños y adolescentes. Durante la presentación del balance de acciones para la protección de la infancia y adolescencia en el entorno digital (2019-2024), Mar España, presidenta de la AEPD, alertó de que el consumo excesivo de contenidos digitales constituye «un problema de salud pública» con consecuencias más graves incluso que el consumo de alcohol y tabaco.
España argumentó que el sistema educativo debe alinear sus herramientas con las recomendaciones científicas sobre el tiempo máximo de exposición a pantallas. “Es compatible dar capacitación digital a los menores, pero acompañándolos en el proceso”, aseguró. Subrayó, además, que este acompañamiento debe priorizar la salud mental, dado que «no hay salud sin salud mental y no hay salud mental sin salud digital».
Impacto del consumo digital en los menores
Uno de los datos más preocupantes compartidos en el acto fue que el 60 % de los adolescentes es capaz de burlar las herramientas de control parental en dispositivos tecnológicos, lo que pone de manifiesto las limitaciones de estas medidas frente al acceso a contenido no adecuado para su edad.
Mar España también lamentó que, a pesar de los avances legislativos, como la Ley de Protección de Menores en el entorno digital que está pendiente de tramitarse y la herramienta de verificación de edad en desarrollo, «quizás llegamos tarde» para proteger a la llamada «generación bisagra». Este término hace referencia a los menores que crecieron en un entorno digital desregulado y que han sufrido sus efectos sin contar con una alfabetización digital previa.
“Es crucial que el sistema educativo reflexione sobre la digitalización y adapte sus metodologías a las pautas científicas para evitar un uso excesivo de pantallas desde edades tempranas”, defendió.
Expertos coinciden en la necesidad de cambios profundos
La jornada incluyó una mesa redonda en la que diversos especialistas en infancia y salud debatieron sobre la intensidad de la digitalización en el ámbito educativo. María Salmerón, pediatra y coordinadora del grupo de trabajo de salud digital de la Asociación Española de Pediatría, insistió en la importancia de limitar el tiempo frente a pantallas, especialmente en los primeros años de vida. Recomendó que antes de los seis años el uso de dispositivos se reduzca al mínimo, y entre los siete y los once años no supere una hora diaria.
Sin embargo, Salmerón reconoció que estas recomendaciones son difíciles de aplicar si se considera el tiempo que los menores dedican a actividades escolares y deberes. “Al final, todo esto también es tiempo de pantalla”, señaló. También alertó de los efectos perjudiciales que la exposición prolongada tiene en el sueño, la visión y el desarrollo cognitivo. Como posible solución, planteó recuperar el uso de ordenadores de sobremesa ubicados en espacios comunes del hogar para facilitar la supervisión parental.
Por su parte, José Antonio Luengo, presidente del Colegio Oficial de Psicología de Madrid, calificó el sistema educativo de «obsoleto» y señaló la falta de evolución en los modelos de enseñanza para adaptarse al entorno digital actual. “Llevamos al menos dos generaciones y media sin acertar en cómo responder adecuadamente a las necesidades de los más pequeños”, afirmó. También destacó la necesidad de que los docentes asuman un papel más activo como “agentes de cambio”, ayudando a los alumnos a desarrollar una ciudadanía digital responsable y a comprender conceptos como privacidad, relaciones interpersonales y uso adecuado de las redes sociales.
Derechos y educación: el equilibrio necesario
Desde UNICEF España, Nacho Guadix, responsable de Educación y Derechos de la Infancia, subrayó que cualquier reforma en el ámbito educativo debe garantizar los derechos de los menores. En su opinión, la «hiperprotección» puede resultar contraproducente, encerrando a los niños en una “burbuja” en lugar de prepararlos para afrontar los desafíos del entorno digital. “El sistema educativo necesita apoyo para incorporar una visión científica que nos permita corregir lo que no se ha hecho bien hasta ahora”, declaró.
Mientras tanto, María Gijón, presidenta de la Asociación de Adolescencia Libre de Móviles, señaló que la falta de inversión en el ámbito educativo sigue siendo un problema. Propuso redirigir los fondos destinados a la hiperdigitalización hacia iniciativas de salud mental y programas de formación sobre los efectos negativos de un uso desmedido de dispositivos tecnológicos.
Un debate prioritario para la legislatura
El acto concluyó con la intervención del secretario de Estado de Juventud e Infancia, Rubén Pérez, quien enfatizó la urgencia de adoptar medidas tanto administrativas como de consenso social. “Estamos ante quizás uno de los debates más importantes de la legislatura, y es crucial construir soluciones a la altura del problema que enfrentamos”, afirmó.
La jornada dejó patente la necesidad de repensar el uso de la tecnología en las aulas, priorizando la salud y el bienestar de las nuevas generaciones mientras se busca un equilibrio entre formación digital y protección infantil.