El personal investigador ha realizado durante los últimos meses pruebas de la eficacia de los pigmentos en la azotea del edificio de la Escuela Superior de Tecnología y Ciencias Experimentales de la UJI, con la financiación de la Agencia Valenciana de la Innovación, (AVI) en las que han podido observar que los pigmentos fotocatalíticos empleados eran capaces de reducir en cerca de un 20 por ciento la contaminación del aire, especialmente de óxidos de nitrógeno (NOx), los compuestos orgánicos volátiles (COVs) o el monóxido de carbono (CO).
El equipo también ha probado pigmentos refrescantes que presentan una alta reflectancia infrarroja, rechazando los rayos de radiación infrarroja de los edificios y disminuyendo la temperatura de la superficie en unos tres grados y evitando el efecto de la isla de calor urbano, que es cuando las superficies oscuras de envolventes y asfaltadas de las ciudades absorben la energía del sol y después la liberan lentamente, provocando que la temperatura de las zonas urbanas sea mayor que la de su alrededor y además, aumentando la probabilidad de formación de smogs (nubes contaminantes).
El proyecto ha sido desarrollado por los investigadores Guillermo Monrós, Vicente Esteve y Mario Llusar con la colaboración de Arnau Monrós y Sara Cerro del Departamento de Química Inorgánica y Orgánica de la universidad pública de Castelló.