Entrevistamos a Nerea Ortolà, esta joven valenciana de 17 años clasificada en tercer lugar en la Olimpiada Nacional de Biología. Canta y toca la flauta travesera desde pequeña, en su tiempo de asueto disfruta leyendo y pone de manifiesto el poco tiempo libre que les queda a los estudiantes de segundo de bachillerato para disfrutar con otras cosas.
¿Qué es la Olimpiada de Biología, en qué consiste?
Cuando me apunté a la Olimpiada de Biología pensaba que era solamente una prueba, un examen para evaluar a los alumnos y promocionar la ciencia y las carreras científicas. Pero luego me di cuenta de que es mucho más. Es el resultado de la iniciativa y el trabajo de muchas personas del que no somos conscientes nosotros como alumnos. Pero también del entusiasmo y el sentimiento de comunidad de los delegados de las diferentes comunidades al saludarse con un abrazo al reencontrarse después de un año, y que se acaba transmitiendo a los alumnos.
¿Cómo conociste esta iniciativa?
La verdad es que me apunté a la Olimpiada de Biología un poco por casualidad. La primera noticia que tuve fue en unas jornadas de prácticas que organizó la Universidad de Valencia para los institutos, “La biologia a les teues mans”. Antes de las prácticas nos dieron una charla en la que promocionaban la Olimpiada y nos dijeron que aún estábamos a tiempo para inscribirnos. Pero en realidad me apunté gracias a una amiga de mi escuela de música que me convenció y me lo recordó para que no se me pasara el plazo de inscripción.
La verdad es que la provincia de Valencia tiene una gran participación, tanto en número de alumnos como en institutos. En mi caso fui la única de mi instituto, aunque una amiga de mi escuela de música también se presentó. También es cierto que algunos institutos presentan a muchos estudiantes cada año. Incluso muchos de los otros olímpicos (participantes en la olimpiada) que conocí venían del mismo instituto o hasta estaban en la misma clase, como es el caso de las otras dos alumnas ganadoras en la Comunidad Valenciana.
¿Qué tipo de pruebas realizaste?
Para acceder a la fase nacional hay una fase previa provincial que cada comunidad organiza de forma diferente. En mi caso, en la Comunidad Valenciana, consistía en 100 preguntas tipo test sobre contenidos variados de biología. De entre unos más de 200 participantes, los tres primeros pasaban a la fase nacional.
La fase nacional, que se celebró este año en Oviedo, incluía dos pruebas teóricas (de 75 preguntas cada una) y cuatro pruebas prácticas.
Para mí las pruebas prácticas fueron un reto, ya que, aunque nos prepararon desde la Universitat de València para familiarizarnos con el laboratorio, se salen del temario que solemos abarcar en el instituto. Ha supuesto poder acceder a una pequeña parte de las aplicaciones prácticas reales de aquello que estudiamos en clase, y encontrarle el sentido más allá de los libros y los exámenes a conceptos como electroforesis, enzimas de restricción o gram negativo.
¿Qué tal la convivencia con el resto de participantes?
Desde el principio mi principal expectativa era conocer gente. Ha sido maravilloso convivir con el resto de participantes y compartir esta experiencia. Temía encontrar a gente muy competitiva, pero el principal objetivo de la mayoría de Olímpicos era, igual que el mío, disfrutar al máximo del viaje, compartir experiencias y puntos de vista con el resto de alumnos. Aunque ha sido un periodo de tiempo breve, da gusto encontrarse con personas tan maravillosas y simpáticas, que son realmente las que han hecho que el viaje valga la pena. Conocer gente de nuestra edad, que estudia lo mismo que nosotros y con intereses parecidos. Pero también hemos podido compartir aspectos muy diversos, diferencias de lengua, acentos, lugares de procedencia, opiniones, cultura, gustos musicales, platos tradicionales… Y ver en gente que resulta próxima a nosotros la riqueza y diversidad del país.
¿Cómo ha sido la experiencia?
Ha sido una experiencia muy instructiva en muchos sentidos. Es cierto que hemos aprendido cosas nuevas y consolidado conocimientos de biología, además de hacer algo de turismo por Asturias, pero sin duda lo mejor ha sido toda la gente que hemos conocido y con quien hemos convivido. El verdadero premio para mí ha sido el viaje, me quedo con la experiencia y las nuevas amistades. También ha sido una pequeña pausa en medio del ajetreado curso escolar, para olvidarnos de la rutina y dar valor a las cosas. Por otro lado, también ayuda a tener confianza en una misma ser consciente de las cosas que logras y no pensabas que podrías hacer.
Desde mi experiencia, recomiendo a cualquier alumna o alumno las Olimpiadas de Biología. Para mí se han presentado como una forma de ponernos a prueba a nosotros mismos y comprobar que nuestro esfuerzo a lo largo del Bachillerato ha servido y que realmente hemos aprendido.
¿Tienes clara la profesión que vas a elegir estudiar?
La Olimpiada de Biología ha sido una oportunidad también para ver más de cerca y entrar en contacto con áreas de la ciencia y posibles salidas de las carreras científicas, así como con alumnos que ya están estudiando en la Universidad y los profesores que nos han atendido y preparado.
En mi caso, todavía no he decido qué voy a estudiar, pero sin duda la experiencia me ha ayudado a verme más cerca del mundo universitario.
Por ahora, en los años que llevas estudiando, ¿qué asignatura o conocimiento es indispensable como base de la formación futura? Idiomas, ciencias…
Hasta ahora hemos recibido una educación que nos aporta conocimientos en campos muy diversos que pueden interesarnos más o menos y, según el curso de nuestra vida, resultarnos más o menos útiles. Pero lo que de verdad es importante, aunque muchas veces se deja de lado, es el interés por aquello a lo que dedicamos nuestro tiempo, algo que no siempre es posible al estudiar. Más allá de una materia en concreto, creo que es importante tener curiosidad por aprender y encontrar aquello que nos interese, y que a la larga lo que de verdad resulta indispensable y te aporta algo es aquello por lo que sientes verdadera curiosidad.
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