El fallo reciente del Tribunal Constitucional que avala que los colegios que educan en clases separadas a niños y niñas reciban subvenciones pone fin a la persecución de un modelo educativo (en lo que ayudas se refiere) que no para de crecer en España y en el mundo. Existen 107 centros con estas características en nuestro país, más del triple que hace diez años, según los datos que maneja la Asociación Europea de Centros de Educación diferenciada (EASSE).
«El mayor crecimiento lo ha experimentado en los últimos años la Comunidad de Madrid, por demanda de los padres. Son centros que, además, suelen tener lista de espera, son concertados en su mayoría y se han abierto en barrios de nivel de renta media o de nueva construcción», explica María Calvo, presidenta de EASSE en España.
Lo cierto es que, pese a ser un modelo con el que no comparte todo el mundo, los resultados que obtiene son su principal aval: representan menos del 1% de todos los centros educativos españoles y, sin embargo, hay 16 que se han colado en el ranking del último año de los cien mejores colegios de España; el abandono escolar es sólo del 5%; y en estos colegios las chicas acceden a carreras de ciencias tres veces más que en el resto de centros», resalta María Calvo.
En otros países europeos, como Irlanda o Reino Unido, educar a niños y niñas en clases separadas es un modelo pedagógico que funciona desde el siglo XIX y que nadie cuestiona. Más aún, estudiar en uno de estos centros es sinónimo de prestigio. En Reino Unido, el «top ten» de los mejores colegios lo copan los diferenciados. En EE UU, existen más de 2.000 centros de estas características. «Cuando una familia decide enviar a su hijo a una escuela “single sex” lo más importante es que está eligiendo libremente una opción y eso hace que se implique más. Además, estas escuelas atienden las diferencias por sexos. Por ejemplo, los chicos necesitan gritar más, ser más ordenados, y estos centros se adaptan mejor a las necesidades madurativas entre sexos durante el aprendizaje», explica Cornelius Riordan, doctor y profesor de Sociología de la Providence University (EE UU). La polémica que genera la diferenciada llegó hace unos años hasta la UE. En 2009, el Parlamento Europeo ya reclamó a los estados que respetan la decisión de las escuelas que apuestan por este modelo con el argumento de que «debe ser permitida para preservar la pluralidad de centros educativos», aunque «no debe causar discriminación ni limitar el derecho a la educación». El modelo, no obstante, cuenta con numerosos detractores, entre ellos el ex ministro de Educación Ángel Gabilondo, quien ayer dijo que «hay que defender una educación en la que convivan chicos y chicas para aprender a vivir en la diferencia, respetar la diversidad de ideas, de género, sexo y religión, porque eso nos prepara para una vida en una sociedad abierta».