Un buen número de universidades españolas aparecen en los rankings internacionales pero no se sitúan entre las cien primeras, ni siquiera las más potentes.
El por qué es lo que aborda unos de los esenciales del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas, que da algunas claves interesantes.
Aunque el sistema universitario español (SUE) se encuentra alineado con los de los países a los que pertenecen las universidades mundiales de referencia en cuanto a dimensión, tasas de población joven matriculada, estructura del alumnado por niveles de estudio y dotación de profesorado por alumno, no posiciona a sus universidades a la cabeza de dichos rankings.
Sus debilidades frente a los líderes globales aparecen en la disponibilidad de recursos financieros –el gasto español en universidades es del 1,1% del PIB, muy alejado del 2,5% en los Estados Unidos y del 1,5% de otros países–; menor productividad investigadora y de menor impacto; menos colaboración con las empresas, escasa internacionalización del profesorado -solo 3%- y del alumnado, un 3,7% es extranjero frente al 7,5% de media en las universidades de la UE.
Además en España los titulados registran mayor desempleo y un porcentaje elevado están ocupados en trabajos poco cualificados. Contar con líderes mundiales requiere mejoras en estos ámbitos y ofrecer oportunidades diferentes a las instituciones con posibilidades de competir globalmente.
Puede consultarse el informe completo sobre la universidad española pinchando aquí