María González Cano Caballero, Universidad de Sevilla
El virus del papiloma humano (VPH) es una de las infecciones de transmisión sexual más comunes y desconocidas. Se transmite por el roce de piel con piel o piel con mucosas. Entre el 80% y el 90% de las personas que mantienen relaciones sexuales ha tenido o tendrá contacto con el virus.
La infección, en la mayoría de los casos, no produce síntomas hasta estadios más avanzados. Estar infectado es una condición necesaria para el desarrollo de un gran número de cánceres de cuello uterino, ano, pene y garganta. La evidencia ha demostrado que la medida más eficaz es la vacunación o la abstinencia sexual, ya que el uso de preservativo no protege del todo.
En el marco de una tesis doctoral llevamos a cabo una investigación para explorar el conocimiento que adolescentes, progenitores y profesionales sanitarios de Atención Primaria tienen sobre el virus, así como la opinión y confianza en su vacuna.
Adolescentes
Los resultados mostraron que la mayoría de adolescentes afirma que mantiene relaciones sexuales a edades muy tempranas, con un número variado de parejas y en muchos momentos sin ninguna protección. Desconocen la infección del VPH y deja en sus progenitores la decisión de vacunar.
Con la familia no hablan sobre sexualidad más allá del uso del preservativo, porque les da vergüenza abordar este tema. Hay diferencias de género, tanto en los consejos que se le da en la familia como en la consideración social que tienen las chicas que son sexualmente activas. También en la invisibilidad que en su discurso muestran hacia personas con orientaciones no heterosexuales.
Progenitores
La mayoría de las madres participantes considera que sus hijos son muy jóvenes para mantener relaciones sexuales. En muchas ocasiones esto se puede convertir en una barrera para abordar el tema de la sexualidad dentro de la familia. No tienen claro los beneficios de la vacuna, incluso manejan información contradictoria sobre cuándo se pueden vacunar, o si pueden hacerlo después de haber tenido relaciones sexuales.
Tanto adolescentes como progenitores, en su mayoría, creen que el hombre es un vector de transmisión y no, como demuestra la evidencia, un posible enfermo. Influye en esta opinión el hecho de que solo se vacune a mujeres y que lo que se conoce como complicación sea el cáncer de cuello de útero.
Sanitarios
Un gran número de los profesionales sanitarios de Atención Primaria entrevistados reconocen que les es difícil dentro de sus agendas buscar espacios para trabajar con jóvenes de forma activa y constante. La falta de recursos humanos y las necesidades de atención de la población con patologías crónicas absorbe la mayor parte del tiempo de su práctica.
Creen que la prevención de conductas de riesgo comienza muy tarde y que se debería empezar a edades más tempranas.
Estos profesionales, en general, tiene una opinión favorable hacía la vacuna del VPH. Pese a esto, algunos de ellos no se atreven a recomendársela a los progenitores, pues consideran que no tiene la información suficiente sobre el VPH, la efectividad y eficacia de la vacuna.
Afirman que la administración les proporciona información muy escasa sobre esta vacuna, en contraste con los datos que les llegan del resto de obligatorias que están en el calendario. Por tanto, en muchas ocasiones, los progenitores dudan acerca de qué hacer al respecto de vacunar o no a sus hijas, pues no obtienen una respuesta clara por parte de los profesionales sobre sus ventajas. Cuando acuden a internet, encuentran informaciones negativas.
Ningún profesional entrevistado ha tenido experiencias directas de efectos graves al administrar la vacuna, aunque sí han oído de ellos. La del VPH ha demostrado ser la medida más eficaz para prevenir esta infección.
La enfermería escolar: una posible solución
La población adolescente tiene hoy acceso a mucha información sobre sexualidad gracias a las nuevas tecnologías. Pero no tiene la formación adecuada para manejar esta información, por lo que es necesario que los profesionales sanitarios puedan dedicar más tiempo a este aspecto.
Para ello, es prioritario buscar espacios de encuentro entre profesionales sanitarios y adolescentes, donde la prevención y promoción de la salud sea una asignatura más.
Si queremos fomentar una sociedad donde a los individuos se les enseñe a tomar decisiones sobre su salud desde la infancia debemos formarlos. Potenciar la figura de la enfermería escolar sería una buena solución. Este perfil, todavía emergente en España, consiste en la presencia de estos profesionales en el ámbito escolar.
Para conseguir un aumento de las tasas de administración de la vacuna del VPH es importante la implicación por parte de los profesionales sanitarios, pero también de la Administración.
El incremento de la vigilancia y seguimiento del calendario de vacunación por parte de la Administración Sanitaria reforzaría las campañas de información y formación. También la confianza sobre la eficacia clínica de la vacuna contra el VPH, y bloquearía la penetración de los mensajes negativos sobre los supuestos efectos adversos que ofrecen los grupos antivacunas.
Además, se debe fomentar espacio y tiempo donde los profesionales sanitarios puedan dedicar e implementar entre los jóvenes actividades de promoción de salud.
María González Cano Caballero, Profesora Del Departamento de Enfermería, Universidad de Sevilla
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.