La nutrición juega un papel muy importante en proporcionar a los atletas la energía que necesitan para satisfacer sus demandas físicas. Además, los jóvenes deportistas se encuentran en una fase de crecimiento, desarrollo y de hacer frente a los cambios corporales, lo que puede ser una gran oportunidad para promover comportamientos saludables hacia la actividad física y la alimentación en estas edades, ya que dichos hábitos se podrían mantener en la edad adulta, impactando a largo plazo en la salud.
En los niños, la energía es necesaria para las mismas funciones que en adultos, aunque parte de ella va destinada a sustentar el crecimiento y la maduración. Es por eso, que en niños con deficiencia energética pueden padecer una desaceleración del crecimiento, lo cual se caracteriza por una ganancia de peso insuficiente y un retraso o incluso una detención de la pubertad.
Cada deportista en etapa infantil es diferente, y no existe una dieta única que satisfaga las necesidades de todos los niños. Las necesidades individuales cambian a lo largo de una temporada deportiva, y sus familias deben ser flexibles y saber adaptarse a estas circunstancias y a las exigencias cambiantes que se dan según la frecuencia y la exigencia de los entrenamientos y partidos.
El cuidado de la alimentación en casa se debe empezar por la lista de la compra, lográndose así que en las despensas y frigoríficos de los hogares no haya productos malsanos. Ejemplos de estos productos son: bollería (magdalenas, cruasanes…), cereales de desayuno azucarados, tartas y pastelitos, galletas (tanto normales como integrales), patatas chips, productos de untar (chocolates azucarados untables, margarina…), sucedáneos de pescado (tipo surimi), carnes o pescados empanados (varitas de pescado, croquetas o nuggets), yogures azucarados, refrescos, etc. Hay que tener muy claro que lo que no se compra no se come.
En resumen, la alimentación es un pilar fundamental en el joven deportista para:
- Lograr el máximo rendimiento durante el entrenamiento y la competición.
- Alcanzar y mantener una composición corporal y una condición física óptimas.
- Mejorar y acelerar la recuperación.
- Minimizar el riesgo de lesión y enfermedad.
Por último, en caso de tener dudas en relación a una alimentación saludable para un niño deportista, siempre será recomendable contactar con un dietista nutricionista especializado con el fin de aplicar una educación alimentaria adecuada no solo para alcanzar la salud del niño, sino también para optimizar su rendimiento.
CUNAFF. Fundación Lluís Alcanyís de la Universitat de València