Inspección en tiempos de confinamiento. La evaluación educativa

Susana Sorribes Membrado
Inspectora de Educación en la CV
Profesora Asociada de la UJI
Profesora Asociada de la UNED

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Es indudable que la enfermedad llamada COVID_19 ha dejado tocado no sólo a la población española a nivel sanitario, sino que además ha causado un revuelo e incluso una ruptura en muchos ámbitos: político, económico, social, afectivo, y como no en el educativo.

¿Qué pasará ahora con la acción educativa virtual desarrollada durante el confinamiento?

Son muchos los padres, profesores, maestros, directores e inspectores, y como no la propia administración educativa, los que hacen suposiciones de lo que va a ocurrir. No podemos presagiar cual es la mejor solución, pero casi todos los miembros de la comunidad educativa parecen no asumir decisiones de países, como Italia, que hablan de promoción automática en algunos niveles, esperando a septiembre para el refuerzo de los más endebles. La idea de aprobado general, para todos los estudiantes, no parece la mejor medida, pues no es valorado el esfuerzo y la dedicación que padres y docentes realizado para reforzar los conocimientos que los alumnos habían aprendido e incluso el esfuerzo de los propios alumnos en estos tiempos.
En nuestro país, el Consejo Escolar del Estado, a través de la comisión permanente propone un documento con dos escenarios para la evaluación, dependiendo que si las clases se reanudan en algún momento antes del final de curso o bien se suspenden las clases hasta el siguiente curso. Si bien es evidente que las acciones y soluciones evaluativas han sido diversas en función de los niveles educativos. La propuesta con más controversia de todas parece ser que un aprobado en la tercera evaluación sirva para superar la primera y la segunda. Además, nueve Comunidades Autónomas, en adelante CCAA, (Madrid, Cataluña, Comunitat Valenciana, Murcia, Canarias, Asturias, Aragón, Cantabria y País Vasco) han considerado dar facilidades a sus alumnos para no avanzar el temario de manera global o no avanzarlo dependiendo del nivel educativo, no en primaria, pero si en el resto de los niveles y enseñanzas, reduciendo los contenidos. La mayoría de las CCAA, se inclinan por evaluar lo reforzado, pero basándose en lo impartido en el periodo presencial y se plantean incorporar el curriculum de este trimestre al principio del próximo curso a modo de anclaje con lo dado en el curso anterior. Otras comunidades argumentan que, si se pueden avanzar en el contenido, pero solo se evaluará lo dado hasta marzo. Todas las CCAA defienden que el aprobado general va contra la legislación vigente y que se deberían trabajar las competencias clave, aún en esta situación tan excepcional. Es evidente que no tenemos acuerdo, tenemos ideas variadas en niveles educativos distintos en función de las distintas comunidades autónomas. Es curioso como la realidad española con sus 17 sistemas educativos españoles vuelve a estar presente en el peor de los escenarios para nuestro sistema educativo.
Por aportar ideas, ha llegado el momento de exponer algunos puntos en que los profesionales educativos podrían estar de acuerdo:
1.- Hay que revisar y compendiar el curriculum. Cada materia, no puede pretender ser la más importante, autores como Fernando Trujillo (2020) en el artículo de su blog, “Año 2020: Educación frente al coronavirus” ya lo apuntan con el término “podar el curriculum”.
La pregunta clave es ¿Qué queremos que sepan los alumnos españoles, cuando acaban 6 de primaria o 4º de la ESO? Es inviable una evaluación generalizada porque cada Decreto de curriculum de las CCAA es diferente en ese 35 % que le habilita el Estado. Hay establecido un curriculum mínimo que cada comunidad lo enriquece con más contenidos.
2.- En las universidades las cosas parecen estar más claras, también la conferencia de rectores (en adelante CRUE), ha opinado sobre los posibles escenarios. Los alumnos no volverán y serán evaluados a través de las plataformas que cada universidad habilita para la docencia. Parece claro que las aulas virtuales son sistemas que la universidad presencial ha adoptado para continuar con la docencia. Hemos de pensar que esta metamorfosis ha sido posible gracias a que los sistemas informáticos estaban avanzados, que los alumnos cuentan con material informático, y que los profesores están formados en nuevas tecnologías porque es su herramienta de trabajo habitual incluso en el aula presencial, a
través las mesas digitales.
La evaluación de las materias se hará por trabajos individuales, que se subirán a plataformas en tiempo límite como fecha de entrega. El examen tendrá menos peso, por ello se han cambiado las programaciones de las materias en lo referente a la evaluación y
se ha informado a los alumnos de estás. Los exámenes, en los casos que se deban realizar, se harán por videoconferencia y en algunos casos con libros buscando no la memorización sino el pensamiento crítico. En algunas materias se optará por exámenes orales a través de videoconferencia, por pruebas on-line con preguntas tipo test y cortas y casos prácticos, pero con tiempo límite para evitar el copiado. No esta generalizado en todas
las universidades disponer de sistemas informáticos tan avanzados para el reconocimiento facial (e-protoring) de todos los alumnos, o el bloqueo de archivos del propio ordenador para no utilizarlos durante el examen. Los trabajos finales de grado seguirán su curso, a través de tutorías on-line, y lectura de este y su defensa se realizará a través de plataformas mediante videoconferencias. En las universidades a distancia, por ejemplo, la
UNED, nada ha cambiado, las web-conferencias ya existían, y los alumnos se han incorporado masivamente a este modo de dar clase, sin mayores problemas. Ahora bien, se juega con una ventaja, todos tienen claro cuál es el material que entrar para examen, desde el minuto cero, porque cuentan con él en las aulas virtuales. La universidad a distancia si se ha adaptado al no poder ser presencial los exámenes que al igual que otras universidades serán vía on-line, con contraseña de entrada, código de identificación, y con
limitaciones en el uso de los archivos del ordenador.
3.- En la formación profesional, en líneas generales, se ha reducido la duración en horas de la formación en centros de trabajo, haciendo adaptaciones de teletrabajo. Se persigue con ello que los alumnos pueden titular, pero además pasar de grado medio al superior, o concluir sus estudios. La adaptación ha sido rápida porque en muchos ciclos se utilizaban plataformas y porque los estudios son más técnicos. Es viable pensar que en un futuro ciertos módulos teóricos pueden impartirse en cursos on-line, de tal modo que se pueda alargar lo importante de la FP que son las horas de trabajo en empresas. No debemos olvidar que esta crisis sanitaria ha ocasionado mucho desempleo, y una forma de volver al mundo laboral es formarse. No pocos elegirán hacer un ciclo formativo para progresar en su mundo laboral, así que los centros de formación profesional deben estar preparados para ofertar cursos on line, ahora ya saben que pueden hacerlo.
4.- La evaluación para el acceso a la Universidad. Todos están de acuerdo en que una generación no puede perder la promoción a estudios superiores. Las posibles fechas de realización oscilan entre el 22 de junio al 10 de julio en su versión ordinaria y hasta el 17 de septiembre en la extraordinaria, como propone el borrador de Orden que ha elaborado el Ministerio de Educación y Formación Profesional. En el mismo se plantean unos mínimos comunes para todas las universidades del país. Con objeto de garantizar la equidad se propone un acuerdo en la longitud y contenido de las pruebas. Además, el borrador de la orden cuenta con un anexo I en el que aparecen los bloques de contenidos o agrupaciones de estos, de la materia correspondiente y los estándares esenciales. Lo que está claro es que son necesarias unas pautas mínimas comunes, para que las diferentes universidades logren un acceso más equitativo de todos los alumnos del territorio español.
En el caso del Bachillerato en su segundo curso, el Consejo Escolar del Estado propone una evaluación continua de los contenidos de la última evaluación, entendiendo que si esta se aprueba a través de las pruebas que el profesor establezca (trabajos, exámenes, realización de simulaciones de exámenes de selectividad, exposiciones orales, etc.) puede permitir la obtención del título de bachiller. La única duda que se plantea es si los sistemas informáticos están preparados llevar a cabo exámenes on-line o más bien recurrir a la evaluación a través de un “producto” entregado en tiempo y forma al profesor. Por ello se necesita una instrucción directa de las distintas consejerías a los centros educativos que determine que contenidos, cómo, y cuando se llevarán a cabo esas evaluaciones para garantizar el derecho de las familias y de los estudiantes a ser informados y sobre todo para tener una línea de acción en el caso de reclamación de notas, algo plausible en este nivel educativo.
5.- En el caso de Primaria y Secundaria, el Consejo Escolar del Estado, propone centrarse en contenidos mínimos y en mantener o reforzar los aprendizajes llevados a cabo en las dos primeras evaluaciones. Se aboga, ante la falta o variadad de infraestructura informática de los centros públicos y concertados, por una evaluación basada en “take home” trabajos en casa que versen sobre una materia y que abarquen los contenidos de refuerzo. La brecha digital, hace inviable otro tipo de examen. Las clases presenciales en estos niveles no pueden ser sustituidas en toda su riqueza por las clases virtuales. El necesario contacto del maestro y profesor con sus alumnos que están en periodo de crecimiento personal no puede ser sustituido, en sus miles de matices, por una imagen o una tarea a través de un email, por muy bien que esté explicada. Esto nos lleva a pensar que la primera variable debe ser la autonomía de los centros para poder evaluar a sus alumnos, con unas condiciones mínimas que pasamos a detallar:

  • Es importante pues, que el trabajo de coordinación entre los profesores de mismo nivel sea exquisito. Esta situación ha puesto en relevancia la reuniones de equipos de ciclo, equidos docentes, equipos de departamentos y de la Comisión de coordinación pedagógica.
  • Es necesario establece métodos de evaluación similares de todos los maestros y profesores de un centro y que estos sean fijados a modo de decálogo de criterios de evaluación, que sea dado a conocer a toda la comunidad educativa a través de la página de web del centro.
  • Los profesores evaluaran de manera continua. Deberían centrarse en la evaluación formativa y la evaluación sumativa. Dado que no parece viable hacer exámenes memorísticos on-line. Por lo tanto, el profesorado debe analizar los productos de las tareas enviadas, mediante un feedback estructurado y contextualizado a las tareas requeridas, para ello podría emplear todos o algunos de los siguientes medios y sistemas de evaluación:
    Profolio, cuadernos de Bitácora, diarios, ejercicios, revisión del cuaderno digitalizado, debates orales y diálogo con el profesor a través de video conferencias, pruebas cortas con material, trabajos monográficos o escritos de varis materias, presentaciones, videos explicativos de contenidos, actividades en libros digitales, mapas conceptuales, historias de vida…etc. Todo ello es posible evaluarlo a través de rúbricas, escalas de evaluación, dianas de evaluación o listas de cotejo con criterios que hayan sido dados a conocer a los alumnos y a sus familias.
    Mirando fuera, otros países ya han puesto en marcha otro tipo de evaluación con buenos resultados. Una de las Diez claves de la Educación de Canadá (en www.aulaplaneta.com) que les ha llevado a obtener tan buenos resultado en las pruebas Pisa 2012 es la evaluación continua. Más que depender de un solo examen, las calificaciones de los alumnos se suceden a lo largo del curso, de forma que se detecten de manera más eficaz sus avances y sus puntos débiles. Por otro lado, sistemas educativos como el finlandés con una tasa de éxito continuado en las pruebas Pisa, considera que hay que evitar la competencia y las cifras. Los estudiantes no hacen exámenes ni reciben calificaciones hasta 5.º curso (11 años) y los informes que el profesor elabora para los padres son descriptivos y no numéricos prefieren la evaluación formativa. Se valora más la creatividad, la experimentación y la colaboración por encima de la memorización y las lecciones magistrales (Diez claves del sistema educativo de Finlandia. www.aulaplaneta.com). En nuestro país una de las líneas estratégicas de formación del profesorado en Primaria y Secundaria, en los últimos años, ha sido la formación en TIC, en países como Corea del Sur se ha producido un cambio abismal en la educación. Una de las claves para este éxito ha sido la apuesta por la tecnología en las aulas. La competencia digital se considera una prioridad. Los profesores coreanos reciben formación para integrar las TIC en sus clases, y la tecnología se considera una herramienta para que todos tengan acceso a la educación. Así, a finales de del 2012 los alumnos ya no utilicen libros impresos. (Diez claves de la educación en Corea del Sur en www.aulaplanteta.com)

6.- No quiero olvidarme de los alumnos con necesidades de apoyo educativo (NEAE). Quizás ellos son los que más necesitan una adaptación para ser evaluados. Tenemos a maestros que realizan adaptaciones a través reuniones virtuales multidisciplinares de los profesionales que atienden a este alumnado. Los padlets con materiales (a modo de cestas con miles de opciones) pretenden dar recursos para que las familias hagan tareas. La evaluación se ajustará al programa adaptado personalizado de cada alumno o a las adaptaciones de acceso y de contenidos que se hayan determinado en dichas reuniones. En contacto con las familias están los orientadores escolares y el personal especializado de pedagogía terapéutica y de audición y lenguaje. La evaluación será continua y adaptada a los niveles de intervención determinados en el informe sociopsicopedagógico.
7.- La inspección de educación en esta tarea evaluativa debería ser conocedora de los cambios en las programaciones de los centros que supervisa. Además, deberá velar porque aquello que se ha instruido a nivel legislativo sea cumplido por dichos centros. La inspección de educación debe acompañar a los docentes y a los equipos directivos en aquellos casos en que los docentes manifiesten dificultades para esta nueva labor educativa. Otro aspecto a considerar por la inspección es la evaluación y la admisión del alumnado. En este momento la inspección de educación debe pensar como arbitrar los procesos de reclamación de notas en 4º de la Eso y en Bachillerato tras los distintos avatares que se pueden dar en estas enseñanzas.
La generación de estudiantes adolescentes, que van a pasar por la evaluación tras el Covid_19 llamada la generación Z son alumnos nativos digitales, que no conciben el mundo sin Youtube, Instagram, video juegos o menos aún sin wifi para poder conectarse, sus relaciones sociales se desarrollan en su mayor parte del tiempo en la red. Sin embargo, también pasarán por esta evaluación alumnos con edades más tempranas, sin esa visión, y por otro lado alumnos sin recursos tecnológicos, que verán mermadas sus posibilidades de adaptación a este nuevo escenario evaluativo. Por ello será necesario un profundo análisis de los resultados de la evaluación en toda España, para reflexionar como se ha llevado a cabo y revisar los posibles errores. Los alumnos nunca olvidarán que fueron los primeros de la evaluación digital y virtual, en los tiempos del COVID_19.

“Lo que no se define, no se puede medir. Lo que no se mide, no se puede mejorar. Lo que no se mejora, se degrada siempre”
(Lord Kelvin)

Educacion.press

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