Que las tasas universitarias subiesen un 67% en 2012 y permanezcan, desde entonces, congeladas, no ha aumentado al abandono ni tampoco ha dificultado el acceso a la universidad. Así lo constata un estudio realizado por el catedrático de economía de la Universidad Pompeu Fabra (UPF), José García Montalvo, a petición de Consejo Interuniversitario de Cataluña (CIC) —formado por la Generalitat y las universidades catalanas—. “El sistema de tarificación de los precios de la universidad en función de la renta y las becas Equitat, en funcionamiento en Cataluña a partir de 2012, no ha tenido efectos colaterales negativos sobre el acceso a la universidad ni sobre las tasas de abandono de los estudiantes”, concluye el estudio.
Según el último informe del Observatorio del Sistema Universitario (OSU), Cataluña tiene los precios más altos del Estado. Estudiar una carrera de ciencias de la salud en una universidad catalana es tres veces más caro que hacerlo en una andaluza. “No sólo hay divergencias en esto, sino en otros muchas cosas, como los impuestos. Ligar estrictamente precios públicos a los costes argumentando que todas las universidades proveen el mismo servicio es una visión simplista”, ha argumentado García Montalvo. El catedrático sostiene que la calidad de las universidades catalanas es “mejor” que la de otras comunidades autónomas, no en vano, apunta, ningún otro territorio puede presumir de que cinco de sus universidades estén entre las 500 mejor del mundo.
García Montalvo alega que “no siempre es la mejor solución” los precios públicos cero para las unviersidades. “Depende de la suficiencia del sistema impositivo y de su capacidad distributiva”, ha matizado. En 2012, un Real Decreto vincula el precio de la matrícula al coste de los estudios y ordena que el montante que paguen los estudiantes esté entre el 15% y el 25% de la matrícula. La Generalitat estima que la aportación de los estudiantes se encuentra entre el 15% del coste en el curso 2011-2012 y decide incrementarlo hasta el 25% a los estudiantes con mayores rentas, esto es, un incremento de las tasas de hasta el 67%. La idea de la Generalitat es que, con el incremento de ingresos ingresos derivados del aumento de precios a las rentas altas se articula el sistema de becas Equitat, que cubren a los estudiantes que no entran dentro de los criterios para acceder a una beca estatal del Ministerio de Educación. “Por lo tanto, los estudiantes pagan entre el 25% y el 0% (los becados), de media el 20%”, apuntaba el secretario de Universidades, Arcadi Navarro, hace unos meses en el Parlament. Según García Montalvo, en una familia de cuatro miembros, sólo paga el 100% de la matrícula aquella cuya renta familiar neta sea mayor de 48.349 euros.
El catedrático apunta que la política de precios públicos no ha afectado al abandono ni al acceso porque “sólo las familias de los grupos socioeconómicos con mayor nivel de renta pagan la matrícula completa sin ningun tipo de exención y las nuevas becas Equitat han sido capaces de revertir los efectos más nocivos del cambio en las condiciones de concesión de las becas” del Ministerio. “La variación del precio público de matrícula no está correlacionada con la evolución de la matriculación de nuevos estudiantes y está muy correlacionada con la variación del número de jóvenes en edad habitual de ir a la universidad (18-24 años)”, apunta García Montalvo. Y también añade: “No parece que la subida de tasas en los últimos años haya afectado al acceso por el tipo de colegio de donde provenían. De hecho se observa un aumento del origen público y una disminución de la concertada”.