Crecer en un colegio donde convivan distintas nacionalidades impulsan el conocimiento en la infancia y adolescencia.
Un estudio hecho por el centro de educación británica internacional Hasting School, se encargó de hacer un estudio sobre aquellos colegios donde se encontraban alumnos de otras nacionalidades y localidades.
El resultado fue más que satisfactorio, pues se comprobó que, convivir con compañeros de clases de diferentes países, ayuda no solo a mejorar las relaciones sociales de todos los involucrados, sino incluso la comprensión y desarrollo del lenguaje.
Desde el organismo, se asegura que aquellos niños que están viviendo estas experiencias en las aulas, se están enfrentando a desafíos sociales no convencionales. Sin embargo, todo esto es positivo si se aborda de la manera correspondiente.
“Los niños están más preparados para un mundo globalizado” expresa la investigación. Demostrando así, que los niños serán más compresivos, abiertos y preparados para un mundo capacitado.
El lenguaje (distintas nacionalidades) es una herramienta de crecimiento
Contar en un mismo aula con personas que dominen distintos lenguajes y cultura, aumentan las probabilidades de que los compañeros entiendan nuevos idiomas de manera natural, o incluso las formas de expresarse de manera correcta y natural al idioma que maneja esa tercera persona.
Además, por medio de ello, también se pueden crear puentes de entendimiento y aceptación de distintas culturas y formas de ver la vida.
Los expertos reconocen que la diversidad cultural puede plantear desafíos, pero también ofrece oportunidades para aprender a resolver conflictos de manera pacífica, fomentando a los niños a desarrollar habilidades de negociación y comprensión.
Una mentalidad mucho más abierta, siempre abrirá el abanico de oportunidades para conseguir el desarrollo personal de una persona en un ámbito académico.