Inspección en tiempos de confinamiento. La inspección de educación en tiempo de COVID-19

Susana Sorribes Membrado
Inspectora de Educación en la CV
Profesora Asociada de la UJI
Profesora Asociada de la UNED

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Cuando comenzó el año 2020 nadie creía que iba a ocurrir lo que estamos viviendo, todos los augurios apuntaban a que este año de la nueva década sería diferente, pero nadie anticipó, o al menos no, en mi círculo profesional, que éste iba a ser el año en que moriría la vieja educación y nacería una nueva educación.
Es más, nadie predijo que un virus haría tambalearse los cimientos de una sociedad y por ende del sistema educativo, para salir de las aulas y ponernos en casa (#quedateencasa), en una nueva homeschool, con maestros virtuales y padres convertidos en maestros de apoyo. Menos aún íbamos a pensar, un cuerpo como la Inspección de educación, que fuera a tener un papel tan relevante en esta película de ciencia ficción. Muchos directores y docentes, en esta situación, han buscado un líder en los inspectores. Mira por donde, nuestro manejo infinito de plataformas y ordenadores, para satisfacer la burocracia administrativa en sus protocolos, nos ha venido bien en tiempo de crisis educativa por el “virus con corona”. La inspección no debería ser lo que ha sido hasta ahora, es el momento de transformarnos.
Dejemos el futuro para el final y centrémonos ahora en lo que está ocurriendo. Todo ha cambiado desde el viernes 13 de marzo, cuando se declaró el estado de alarma: nuestra forma de vida, nuestra forma de pensar y nuestra forma de ver el trabajo y las relaciones personales y profesionales. Algunos autores de reconocido prestigio en el desarrollo personal como Borja Vilaseca, Alex Rovira, Elsa Punset, Mario Alonso Puig, o incluso Sergi Torres, Enric Corbera y Víctor Kuppers, defensores de la Psicología Positiva, insisten en que hay que aceptar los cambios y estos nos han venido en forma de virus. El sistema educativo ha cambiado en 20 días, y por ende la inspección de educación también: ya no hay aulas, no hay pizarras ni pupitres, no hay calendario, no hay comedor… ya no hay oficina, no hay visitas, no hay entrevistas… y ahora, ¿qué?
Es evidente que no podemos volver hacia atrás, que centrarnos en revindicar cosas que no están a nuestro alcance no sirve de nada. Esto solo hace que nos entremos en “el círculo de la preocupación” y nos genere tensión, ansiedad y miedo, que a su vez nos conduce a la perturbación. Deberíamos centrarnos, como personas y como profesionales, en aquello que está en nuestro “círculo de influencia”, en aquello que podemos cambiar y que está bajo nuestro control o al menos bajo nuestra influencia, porque la tenemos. Actuar en ese campo nos lleva a la acción, a la voluntad de adaptación, a la creatividad, al sentimiento de servir para algo. En definitiva, a ser actores de nuestra vida y de nuestro trabajo.

Como defiende Noam Chomsky (2020), reconocido lingüista y científico cognitivista, en Aprendemos juntos (@aprendamosjuntosbbva):
“la crisis del Coronavirus nos ha demostrado que vivimos en un sistema social que va funcionando de un modo frágil pero que ante una crisis se colapsa y puede ser una catástrofe…eso es similar y trasladable al sistema educativo que también colapsará…y ahora estamos sin clases y con los niños en casa y sus padres sin trabajar, pero quizás es el momento de replantearnos que sistema educativo queremos…uno que forma niños que son tratados como recipientes donde echamos agua y sale algo…¿Queremos un sistema educativo que fomente la participación, la creatividad, la cooperación y anime a cumplir las metas y enseñe a aprovechar las oportunidades que llevan a perseguir los intereses?” .
El sistema educativo debe proporcionar los medios para que los alumnos desarrollen sus inquietudes, satisfagan sus curiosidades y exploren el mundo en todos los ámbitos, aunque sea solo a través de internet. Esta situación pasará, pero nos enseñará que lo que hacíamos ya no sirve, porque en muy poco tiempo hemos cambiado el modo de hacerlo.
Pero el ser humano es increíble y estos 20 días nos lo han demostrado. Sabe sacar lo mejor de sí mismo para hacer frente a la adversidad. Lo demuestran héroes que día a día, atienden enfermos por coronavirus (médicos, enfermeras, celadores, etc.), fuerzas de seguridad, autónomos, sector primario de la alimentación, empresas y empresarios que donan y compran material sanitario. El altruismo, la valentía y el heroísmo son los valores que en estos 20 días nos motivan a salir a los balcones a las 20h a aplaudir a los nuevos héroes. Lejos quedaron otros falsos héroes que durante los últimos años han llenado los telediarios de Actualidad.
Decíamos al principio que, a la inspección de educación, sin aviso previo, le ha tocado un nuevo papel de héroe educativo en esta película de ciencia ficción. Éste consiste en asesorar, acompañar y apoyar a sus centros ante la multitud de directrices que llegan día a día a los mismos por diversas y múltiples vías. Porque en tiempos de crisis, siempre hay improvisación y cambios de opinión que puede ser tan erróneos como la multitud de éstos y hay que aceptar la inseguridad y la novedad de los sucesos que nos desbordan a todos.
Para llevar a cabo esta acción debemos ser conocedores de la información, con el fin de poder llevar a cabo esta nueva función de acompañamiento y mediación en tiempo de crisis. Los directores tienen confianza en nosotros y la confianza es poder. Es creer (yo creo en ti), es decir, yo confió en ti, en tu profesionalidad y en tus funciones como inspector de educación. La confianza es la fuerza que nos eleva a los anhelos y nos apoyamos en los que confiamos cuando esa fuerza decrece. Por ello, los directores estos días nos llaman. Si no estamos ahí, llamarán a otras puertas, y esas otras puertas no nos llaman a nosotros. No dejemos que otros hagan nuestro trabajo.

¿Qué depende de ti, señor y señora Inspector/a de Educación, en los tiempos del COVID_19?
1.- Organiza un espacio en casa para trabajar. Debes honrar el trabajo, porque muchos otros en esta situación lo han perdido.
2.- El horario de trabajo en tiempo de crisis y en casa es intenso dado que las fuentes de información son variadas y la intensidad de las demandas y la novedad de estas son amplias. Por ello come bien, descansa, haz deporte, o medita…intenta poner límites a las horas de trabajo, pero registra las tareas realizadas cada día, eso te dará valor para seguir adelante, porque eres muy necesario.
3.- Utiliza las nuevas tecnologías para tener contacto con los directores y los centros educativos, con tus jefes y con la administración en general. Haz que la información fluya, utiliza las plataformas libres y las institucionales dependiendo de la información, pero sobre todo que no te moleste si la información varía, piensa que en tiempos de crisis todo varía en cuestión de segundos. Recibe y transmite la información atendiendo a sus fuentes.
4.- Sé cercano y empático, sé solidario. Esa nueva actitud es la llave del éxito del nuevo líder educativo, en tiempos de crisis. Líder en el que te has convertido para los que llaman a tu puerta.
5.- Relativiza la información sobre el coronavirus y deja de sufrir todo el tiempo, porque sino, no estarás libre para afrontar de un modo abierto tus tareas. Céntrate en lo que depende de ti.
6.- Eres un puente de comunicación entre los centros y la administración. Comunícate con ellos por sistema informáticos visuales y, sobre todo, cercanos, que permitan dar seguridad. Utiliza tu teléfono corporativo para todo (mensajes, llamadas, email, etc.) manteniendo tu privacidad cuando el asunto lo requiera.
7.- Reinvéntate profesionalmente, pon en marcha las cualidades que te definen, y aprende nuevas formas de expresarlas. Confía. En la vida pasa lo que pasa porque necesitamos aprender algo nuevo. De esta situación saldremos fortalecidos.
8.- Agradece que estás vivo, y la mejor forma es ayudando a los demás. Abandona el victimismo y saca las mejores cualidades de la inspección que llevas dentro.

El profesor universitario Fernando Trujillo, en el artículo de su blog, “Año 2020: Educación frente al coronavirus” plantea que quizás lo que tenemos en el mundo educativo, ante esta situación del COVID_19, son muchas más preguntas que certezas. Quizás, los centros deben plantearse cuestiones como la autonomía, la revisión del currículo, los sistemas de evaluación (productos finales o parciales, rubricas, etc.), el intercambio de información entre los docentes, el modelo metodológico que trae consigo las nuevas tecnologías, la formación que se requiere para la docencia presencial y on-line, cómo mantendremos la inclusión y la formación de los más vulnerables, …etc”.


¿Qué puedes hacer desde tu casa por la educación, en base a tus funciones?
Vamos a dar algunas ideas ante la posibilidad de que el confinamiento se alargue un mes más:

Aconseja a los centros educativos sobre cómo se comunican con las familias e infórmate de qué alumno necesita ayuda social o institucional porque su familia no dispone de recursos. Asesora en situaciones de conflicto familiar en familias desestructuradas, desde una vía legal e institucional.

Dialoga con el director o directora del centro sobre los hitos más importantes que van a ocurrir en su zona o población y sobre todo en su centro. Convoca reuniones virtuales donde se trabaje la legislación que va apareciendo para mantener la unidad de criterio entre los directores de tu zona, en temas significativos como admisión, inclusividad y su atención, comedor escolar, gestión económica del comedor, sistema de evaluación al final de curso, etc.

Media, a petición del director del centro, en los conflictos entre profesores y equipo directivo.

Supervisa las acciones educativas que pueden ser relevantes en tu nivel educativo y que administrativamente se van a modificar ante esta situación excepcional de clase no presencial (prácticas profesionales, exámenes de acceso, evaluaciones socio psicopedagógicas). Adelántate a los posibles problemas.

Fórmate en las nuevas tecnologías, y haz trabajo cooperativo con tus compañeros inspectores realizando o comentando legislación reciente y la infinidad de comunicados. Haz formación en grupo a través de tu circunscripción.
Como defendía Gerardo Schmedling, aquello que no eres capaz de aceptar es la única causa de tu sufrimiento. Acepta que la inspección de educación va a cambiar porque era lo que le convenía. No te escudes en que cualquier tiempo pasado fue mejor, defiende que futuro quieres. Por ello, y quizás por la euforia de sentir la necesidad de soñar en un futuro, cabe plantearse qué hacer cuando salgamos del confinamiento, nada será lo mismo.
Reflexionemos si los papeles se quedaron en la oficina y no hicieron falta porque los centros lo que querían es que estuviéramos virtualmente a su lado. No volvamos a caer en el error de encerrarnos en despachos…de enterrarnos en papeles, en procedimientos sin fin, en calendarios y en poner un tic en la pantalla para otro servicio. Necesitamos otra organización de nuestro tiempo de trabajo, con 4 días en centros y 1 en oficina, con videoconferencias y sistemas informáticos que estén a nuestro alcance y faciliten nuestro trabajo diario.
Demandemos que nuestros jefes sean elegidos democráticamente. Queremos líderes de la organización, queremos interlocutores con los que podamos interactuar a través de una mesa de representación de la inspección en el staff de la administración, tal como tienen otros colectivos.

Unámonos, sin importar las siglas de nuestras organizaciones, por el bien de nuestro colectivo, para que no nos hagan prescindibles. No dejemos, que nadie ponga en duda la profesionalidad de nuestra acción. Esto no va de siglas, esto va mucho más allá y es mucho más profundo. Nadie nos quiere, pero muchos son los que quieren unirse a nosotros. ¡Qué contradicción!
Tengamos una visión de la nueva inspección crítica consigo misma y con evaluación interna, porque la inhabilidad de pocos no puede ser la carta de presentación de muchos.
Defendamos la necesidad de nuestros informes, de su valor prescriptivo, y de que las acciones administrativas llevadas a cabo por la inspección no pueden diluirse en despachos, asumiendo el interés de otros colectivos. La inspección de educación es una autoridad pública y existen cauces internos para revisar sus actuaciones.
Alex Rovira nos dice, en su microcápsula sobre el “Propósito” en @alexroviracelma, que sin un propósito el hombre no es nada. Un propósito es entrega y visión para que un anhelo se haga realidad. Juntos podremos mejorar nuestra realidad, porque nuestra meta es común. Hasta ahora nuestra historia ha sido como este cuento: “mi meta estaba a 1000 km, pero cuando llevaba 500 km me cansé y volví a mi casa…al llegar me di cuenta que había recorrido 1000 km y estaba en el mismo punto de partida”, el propósito y la humildad pueden llevarnos a la capacidad de mejorar nuestra profesión.
Termino ya esta carta abierta de opinión sobre esta situación excepcional. Nada mejor para finalizar que las palabras de Virgilio: “pueden porque creen que pueden…no hacen porque pueden, sino porque creen que pueden”.
Por eso os pido que creáis en la Inspección de Educación, así que demos lo mejor de nosotros mismos en esta situación de alarma: asesoremos, acompañemos, dialoguemos, formemos y reunámonos virtualmente con los directores y sus equipos, porque ellos realmente nos necesitan.


“Lo que sucede es lo que es y lo que hacemos con ello es lo que somos”
(Proverbio Zen)

Educacion.press

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