Jofre Borgia (1481-1516) fue el cuarto hijo del cardenal Rodrigo de Borgia y de Vanozza de Catanei. Jofre fue legitimado por el papa Inocencio VIII pero también por su padre, una vez este se convirtió en el papa Alejandro V el día 6 de agosto de 1493. Hasta entonces fue considerado por las tribus romanas como sobrino carnal de su Santidad. Pero, a partir de ser legitimado por su padre, pasó a conocerse como hijo del papa.
Tuvo una carrera eclesial, en la que por cierto, recibió varios beneficios en la Catedral de Valencia, en la que su padre fue obispo. El entramado familiar eclesial le propició disfrutar de diferentes privilegios, uno de los cuales tuvo lugar cuando su padre accedió al pontificado. Por aquel entonces era el mes de agosto de 1492, momento en el que su hermano, César Borgia tomó su sucesión en la Sede Valentina, dejando vacante la parroquia de Inca (Mallorca) cuyo usufructo pasó a Jofre. Además esa parroquia ya contaba con una larga tradición familiar, pues su tío abuelo, Alfonso de Borja, había ocupado el cargo de notario apostólico.
Sin embargo, no pasaron muchos años cuando su padre, Alejandro VI aprovechó el interés familiar y la conveniencia de que su hijo Jofre le sirviera para sus planes políticos. Y fue así como le obligó a renunciar a su estado clerical para coronarlo como señor de Bolonia en el deseo de que este arrebatara el control del país a la familia Bentivoglio. Sin embargo, el ansiado proyecto de poder del papa fue imposible de llevar a cabo.
Matrimonio de Jofre con Sancha de Aragón
En marzo de 1493 Ferrante I de Nápoles hizo una suculenta oferta al papa Alejandro VI, de la que participaron mediante aprobación los reyes de Aragón y Castilla. Esta consistía en instaurar una alianza para enfrentar la amenaza francesa. Y esta idea se puso sobre la mesa tras haber rechazado la alianza entre César Borgia y Lucrecia de Aragón. Pues bien, después de casi interminables discusiones y abruptas negociaciones el pacto se concluyó con el casamiento de Jofre con la nieta del Rey Sancha de Aragón que era a su vez hija ilegítima de Alfonso, duque de Calabria.
El 16 de agosto de 1493 se hizo efectivo el matrimonio en secreto por poderes en Roma. De este enlace Jofre obtuvo diez mil ducados anuales, el principado de Esquilache y el condado de Cariati. Todo ello le fue entregado con la condición de que todos los estados fueran custodiados por tropas napolitanas hasta su mayoría de edad. Y aunque el casamiento se había hecho en secreto la celebración pública estaba prevista, pero un acontecimiento hizo retrasar dicho enlace, la muerte del rey Ferrante.
La ceremonia se celebró finalmente el 7 de mayo de 1494 y fue presidida por el cardenal Juan de Borja, el mayor de los hermanos de la familia Borgia. El mismo que al día siguiente del enlace público coronó a Alfonso II, quien a su vez confirmó los feudos napolitanos a Jofre nombrándolo miembro de la casa de Aragón, protonotario y lugarteniente del reino de Sicilia. Pero aquí no acabaron los beneficios del joven Jofre, pues también fue armado caballero de la Orden de la Estola.
Vida de Jofre y Sancha
Sancha y Jofre Borgia trasladaron su residencia habitual en Nápoles, ciudad italiana que fue escenario para el lujo y derroche del matrimonio, y que a su vez agitaba fuertemente al Pontífice. Sin embargo esto acabó una vez se produjo la invasión de Carlos VIII de Francia que obligó al acomodado matrimonio a refugiarse en sus dominios de Calabria.
Tiempo después, una vez las tropas francesas se habían retirado y siguiendo con su fastuosa vida se trasladaron a Roma el 20 de mayo de 1496. Allí se alojaron en el palacio del Vaticano. Sin embargo, pocos días habían pasado cuando la entrometida vida lujuriosa de Sancha comenzó a salir a luz y comenzaron a rumorear diferentes relaciones de esta con los hermanos de su marido, César y Juan.
Por este motivo y tras la muerte de Juan y la impresionante conversión del papa Alejandro VI el matrimonio fue obligado por su padre a dejar el Vaticano y volver a Calabria. Se cuenta que además, el papa Alejandro, maniobró así para acallar los rumores extendidos de que Jofre habría asesinado a su hermano Juan. No obstante, el matrimonio pudo regresar a la capital italiana a principios de 1498 cuando los sentimientos de Alejandro se comenzaron a desvanecer.
El destierro de Sancha
En febrero de 1499 Jofre de Borgia fue víctima de un atentado nocturno del que por suerte salió ileso. Pero debido a ello y al temor que desde entonces aterró a su padre Alejandro VI, Jofre tuvo que acompañar a su hermana Lucrecia a Espoleto, para colaborar con ella a llevar el cargo de gobernadora del sitio. Esta ayuda duró poco tiempo y Jofre volvió a Roma, cuyo recibimiento no fue otra cosa que los escándalos provocados por su esposa Sancha. Y es que fueron de tal calibre que obligaron al papa Alejandro a desterrar a la mujer de sus Estados y enterrarla en noviembre de 1502 en Castel Sant’Angelo. Cabe señalar que esta dureza en contra de Sancha se vio agravada y soportada también por el cambio de intereses políticos del pontífice, puesto que en ese momento su deseo era acercarle a Francia rompiendo lazos con su alianza napolitana.
Los poderes de Jofre Borgia
El carácter de Jofre, aunque presentaba respetuosos modales, no mostraba ni un ápice de ingenio militar ni político. De hecho, a excepción del mando que ejerció en 1503 en el ejército encargado de expropiar las tierras de la familia Orsini, el padre jamás le puso al frente de ningún programa de centralización de los Estados Pontificios. Por suerte, en su pequeño encargo sí supo aprovechar la ocasión para obtener un pequeño éxito en cuanto a la toma del castillo de Monterotondo. Pero su victoria acabó aquí, siendo incapaz de frenar a sus adversarios que pusieron en peligro Roma.
Sin embargo, su hermano César Borgia sí logró tremendos logros, truncando por ejemplo la ofensiva a Roma que se le resistió a Jofre o participando en buena parte de los arreglos políticos de su padre. De hecho, fue el propio César quien forzó a su hermano sin ansia de guerra para ayudar a los Reyes Católicos en la conquista del reino napolitano, quienes en 1501 ordenaron a Gonzalo Fernández de Córdoba ocupar los feudos calabreses. Debido a la ayuda que Jofre había prestado, cuando dos años después los reyes católicos le pidieron al papa que participe de la ofensiva junto con Venecia contra Francia, este aprovechó para sacar beneficio a su hijo Jofre, pero también al resto de los Borgia para que les protegieran.
Muerte de Alejandro VI
Tras la muerte del papa Alejandro VI el 18 de agosto de 1503, Jofre encontró refugio con su hermano César en la fortaleza borgiana de Nepi. Pero al conocer la elección del padre Pío III volvió a Roma y se quedó allí hasta el comienzo del pontificado de Julio II. Pues deposita su confianza en que se mantuvieran los pactos que este había hecho con los Borgia. Pero como no fue así, y ante la ausencia de su padre, decidió en marzo de 1504 volver junto a su mujer a Nápoles. De ese modo estaría bajo la protección y amparo de Fernández Córdoba.
Estando en Nápoles le dieron alojamiento en el palacio de su primo el cardenal Pedro Luis de Boirja Llançol. Pero Sancha, lejos de reunirse con su esposo, buscó refugio en otro lugar y se convirtió en la amante del Gran Capital.
Y si algo bueno obtuvo de su ínfima vida política es que no corrió la desdicha de su hermano César que, por aquel entonces, ya yacía prisionero en España. Su vida más bien en la sombra le permitió residir en Nápoles al amparo de Fernando el Católico, quien a pesar de todo le otorgó sus posesiones calabresas.
Últimos años de Jofre
Una vez Jofre enviudó de Sancha, con quien tuvo una hija llamada Lucrecia, se volvió a casar en 1506 con su pariente Juana de Milá y de Aragón. Juana era nieta del cardenal Luis Juan de Milá-Borja y de Fernando II. Con ella tuvo un varón, Francisco y una hija, Marina.
Jofre Borgia falleció en diciembre de 1516 de forma repentina.