La Edad Contemporánea se inicia con la Guerra de la Independencia Española (1808- 1814) que tuvo lugar en defensa de las invasiones francesas. Precisamente esta guerra fue notablemente perjudicial para la economía de la Comunidad Valenciana, y no tanto para otros municipios del país.
Valencia en el siglo XIX
Durante la primera Guerra Carlista, el norte de la Comunidad Valenciana, en concreto la provincia de Castellón, se vio gravemente afectada. De hecho, hubo varias fortificaciones Carlistas en diferentes localidades de la provincia, y no tanto en la capital. Un ejemplo de ello fue en el Maestrazgo de Morella, donde se construyó una de las principales fortificaciones de los carlistas guerreros, dirigidos y coordinados por el general Cabrera.
En 1833 tuvo lugar la nueva organización territorial liberal y la Comunidad Valenciana se dividió de forma administrativa en las actuales tres provincias: Castellón, Valencia y Alicante y se mantuvieron así los antiguos límites del reino de Valencia, a excepción del condado de Villena y Requena- Utiel.
En el trascurso del siglo XIX se ampliaron de manera descomunal las zonas habilitadas para explotación agrícola. Los principales cultivos explotados durante este periodo histórico fueron las naranjas, el arroz, la viña y el almendro.
En cuanto a la revolución industrial, esta fue incompleta y atrasada, al igual que en el resto de España. Si bien, algunos de los hechos reseñables fueron el establecimiento del centro portuario- siderúrgico en Sagunto; también es posibles destacar las industrias textiles de Alcoy; así como el surgimiento de varias empresas por toda la Comunidad Valenciana que dieron pie al despliegue industrial.
La historia de la Valencia de principios del siglo XIX heredó el lastre del siglo anterior en cuanto a las repercusiones, que, en su día, había tenido la Revolución Francesa.
Y es que tras la abdicación de Carlos IV y Fernando VII, del levantamiento del 2 de mayo y el enfrentamiento de las tropas napoleónicas, tuvo lugar la sublevación de las armas del pueblo valenciano. Dicho alzamiento aconteció concretamente el 23 de mayo de 1808, avivado por los sermones de El Palleter (Emilio Caladín).
De este modo, los sublevados se hicieron con el poder de las fortalezas y formaron la Junta Suprema de gobierno tanto para dirigir como para proteger la propia ciudad. Sin embargo, el sector opositor más radical también fue el más violento y saltó la fortaleza creada asesinando a 400 de los civiles que allí habitaban.
Pero este no fue el único suceso dramático acontecido en la época, pues el ejército napoleónico al mando del general Moncey fue brutalmente atacado el 28 de junio, heroicamente rechazado. De la mano precisamente del general Sunchet (Duque de la Albufera) puso fin al ataque el 9 de enero de 1812 y formó un gobierno general. Fruto del cual los habitantes comenzaron a obtener numerosos beneficios. Entre las acciones que llevó a cabo son reseñables el establecimiento de medidas de higiene y de seguridad y la multiplicación de las zonas ajardinadas en la ciudad de Valencia mediante la plantación de especies. Pero tras la retirada del ejército francés Sunchet abandona el cargo habiendo ejercido tan solo durante 18 meses.
La invasión francesa a los valencianos
Durante la invasión francesa de Valencia, sus habitantes tuvieron diversas elecciones a diputados, muchos de los elegidos en aquel momento tiempo después viajaron a las Cortes de Cádiz precisamente para la redacción de la Primera Constitución Española. Como ya es sabido, esta Constitución fue nombrada como ‘La Pepa’ porque se aprobó el 19 de marzo, día de San José.
Un año más tarde al abandono de las tropas de Suchet, en mayo de 1814, cuando Fernando VII regresa a la península Ibérica a través de la ciudad de Valencia en la que se instaló en uno de sus palacios, el conocido como el palacio de Cervelló. Y desde este palacio fue desde donde derogó la Constitución ‘La Pepa’ para instaurar de manera inmediata un régimen absolutista con el genera Elío a cargo de la capitanía general de Valencia. Sin embargo, este régimen absolutista tuvo que ser impuesto sobre una población radicalmente divida por sus pensamientos ideológicos entre adeptos y enemigos.
Valencia durante el reinado de Fernando VII
El reinado de Fernando VII incluso años posteriores se conoce no solo en Valencia, sino en toda España, como una época de conflictos entre los partidarios de un régimen absolutista, que poco a poco iba perdiendo fuerza; y entre los partidarios de la corriente de gobierno liberal, que tampoco terminan de empoderarse del todo.
Si bien, durante este peliagudo episodio de nuestra historia en Valencia se vivieron determinados sucesos:
Durante el Trienio Liberal (1820-1823), concretamente en el mes de marzo de 1820, el general Elío fue encarcelado y solo tres meses más tarde ejecutado.
A continuación, siguió una etapa absolutista, conocida como la Década Ominosa (1823-1833) en la que predominó una fuerte represión contra los liberales y contra los masones de mano de las fuerzas del Estado y de la Inquisición.
Así, en Valencia, esta última puso su punto y final con la ejecución en 1826 de Cayetano Ripoll, quien fue gravemente acusado de deísta y masón, como maestro de escuela que era.
En 1833 se produjo la muerte de Fernando VII, tras la cual se produjo la regencia de María Cristina, y el posterior gobierno progresista del general Espartero, terminado el cual se liquidó de forma definitiva el Antiguo Régimen y se consolidó el Estado Liberal.
Si bien, todos estos años fueron altamente complicados en los que predominó un clima revolucionado, en el cual se produjeron numerosos enfrentamientos entre las distintas facciones liberales y además permanecieron en constante amenaza por las tropas carlistas del general Cabrera.
Y precisamente fue desde la ciudad de Valencia desde donde María Cristina partió al exilio en octubre de 1840 debido al fracaso del intento de acuerdo con el general Espartero. Pero tres años después y con motivo del alzamiento del general Narváez, María Cristina regresó a Valencia y depuso a Espartero proclamando a su vez a Isabel II como reina.
Este tramo de la historia fue altamente perturbador, en el que tuvieron lugar cambios muy importantes. En primer lugar, 1833 fue el año en el que se crearon las provincias, y además este mismo año se reestructuró el Ayuntamiento. En este proceso de reestructuración desaparecieron gran cantidad de cargos vitalicios, a los que accedieron personas procedentes de la burguesía local y que además fueron elegidos mediante sufragio.
Asimismo, cuatro años más tarde, en 1837, se inició la desamortización de los bienes de la Iglesia, que en su mayoría cabe señalar, fueron adquiridos por la sociedad aristócrata y la burguesía local valenciana.
Durante este periodo, tal y como avanzábamos en el punto anterior, tuvo lugar el reinado de Isabel II que constituyó una etapa relativamente estable y supuso a su vez un destacado crecimiento para Valencia.
El ayuntamiento de Valencia pasó a manos de la burguesía moderada. Esta adquirió un enorme poder de influencia tras la citada desamortización de la Iglesia, mediante la prestación de servicios a la comunidad, como por ejemplo el paviementado, el gas, los transportes, e incluso el abastecimiento de agua. Y, por último, pero no por ello menos importante, el poder de influencia de la burguesía moderada también se vio in crescendo gracias a las operaciones financieras.
Así pues, podemos afirmar que en este periodo predominó un alto dinamismo de la economía valenciana, recuperado en este tiempo por las numerosas innovaciones en agricultura, industria y también en materia financiera.
Algunos de los ilustres personajes que contribuyeron al salto cualitativo que dio la ciudad de Valencia hacia la modernidad fue José Campo, quién mejoró de manera considerable las infraestructuras y los servicios de la ciudad desarrollando gigantescos e interesantes proyectos como el puerto.
Contexto Ideológico
No obstante, a pesar de los progresivos aires de bonanza que se vaticinaban en la ciudad en la ciudad de Valencia, estos convivían con un agitado contexto ideológico, fiel reflejo, por cierto, de lo que acontecía en Europa. El cual, enfatizado por el descontento con la corona hizo converger la situación en una revolución, la revolución de 1868 llamada ‘La Gloriosa’.
Durante la revolución Isabel II huyó al exilio a la par que en España se redactaba una constitución de carácter progresista, tras la cual se constituyó un nuevo gobierno encabezado por el general Prim. Y al mando de la corona Amadeo de Saboya, elegido por el mismísimo Prim.
El reinado de Amadeo de Saboya fue fiel a la Constitución y gobernó en base a ella durante cuatro años, en los cuales predominaron los conflictos políticos, protagonizados por los partidarios de la restauración, los carlistas, los republicanos federalistas y los movimientos obreros. Y tras un largo periodo de hostilidad, se produjo la abdicación del rey en 1873 y la proclamación de la Primera República.
En este contexto se desató la insurrección cantonalista en Valencia. El Cantón de Valencia fue proclamado el 19 de julio de 1873. Y aunque no tuvo carácter revolucionario, sí logró alcanzar diferentes zonas de España. No obstante, el gobierno de Madrid, cuyo pretexto era poner fin a dicha rebelión con las armas, envió diversas tropas encomendadas por el general y capitán de la misión Martínez Campos, quien sometió a la ciudad a un intenso bombardeo.
Tras dicho periodo de batalla, Martínez Campos decidió buscar apoyos para promover la Restauración borbónica. Así, tras el pronunciamiento de Sagunto y la ocupación de Valencia este dio un golpe de Estado, derrocando con él al gobierno republicano. De modo que, tras ello, Alfonso XII llegó a Valencia camino de Madrid el 11 de enero de 1875 para tiempo más tarde ser proclamado rey.
Es por eso que Valencia se considera la cuna de la restauración borbónica. Debido a los acontecimientos que tuvieron lugar y los destacados miembros de la sociedad ayudaron a que se produjeran los hechos y a construir la base política del sistema. Un sistema que bien estaría protagonizado por el bipartidismo entre liberales y conservadores, que fue posible gracias a prácticas como el clientelismo y el caciquismo.
Durante un tiempo gracias a esta forma de gobierno, predominó una gran estabilidad. Ahora bien, esta comenzó a desvanecerse con la concesión del sufragio universal masculino en 1890. A partir de este momento, el republicanismo con Vicente Blasco Ibáñez como máximo dirigente, ascendió notablemente hasta convertirse en la fuerza más votada de la ciudad de Valencia.
Movimiento cultural: La Renaiçenxa
Durante la década de los 70 nació y cobró fuerza un movimiento cultural comprometido fuertemente con la recuperación de la lengua y de las tradiciones valencianas llamada la Renaiçenxa. En este movimiento, cercano al romanticismo, predominó la evocación nostálgica, con Teodoro Llorente como máximo exponente. Y al mismo, se contrapusieron iniciativas más reivindicativas representados por Constantí Llombart (Lo Rat Penat) entre otros.
Crecimiento de Valencia en el último cuarto de siglo XX
Durante el último cuarto del siglo XIX Valencia comenzó a expandirse y a poner en marcha su crecimiento, el cual se llevó a cabo mediante el comienzo del derribe de las murallas en 1865 y que supusieron el inicio de la modernidad por el que la sociedad ansiaba.
Además, fue el punto de partida para el desarrollo de determinadas áreas periféricas de la capital del Turia. Así como la apertura de las grandes vías de la ciudad en una planificación de Ensanche. Todos estos proyectos fueron los que impulsaron la ágil urbanización el sector oriental, dominado a su vez por nuevos edificios de tinte modernista y ecléctico, algunos de ellos todavía siguen en pie.
En la otra orilla del río Turia la urbanización no acabó de despegar hasta bien entrado el siglo XX, pero si hubo una manifestación clara de la expansión que estaba viviendo la ciudad mediante la incorporación de los municipios periféricos como el Grau, el Cabañal, Patraix, Campanar y Benimaclet.
Llegada de la Modernidad a Valencia
La modernidad no solo supuso nuevas construcciones y propuestas culturales, sino que fue el eje impulsor para muchos de los hábitos sociales de la ciudad de Valencia. De hecho, la feria que se celebraba en el mes de julio se convirtió en el eje central del calendario festivo, claro está sin dejar de darle protagonismo a las principales fiestas valencianas: las Fallas.
Por su parte, otro tipo de celebraciones y exhibiciones culturales como el teatro, el trinquet o los toros se convirtieron cada vez más en las opciones culturales preferidas por los valencianos. Aunque si bien, con el paso del tiempo fueron apareciendo nuevas formas de expresión cultural que llamaban la atención de los críticos culturales más curiosos como es el caso del cinematógrafo.
La Comunidad Valenciana en el siglo XX
A comienzos del siglo XX la emigración fue escasa en la Comunidad Valenciana en comparación con el resto de España. Y durante la Segunda República tuvo lugar la redacción de diferentes propuestas para la creación de un Estatuto de Autonomía. No obstante, ninguna de ellas llegó a consolidarse.
Asimismo, el 20 de julio de 1936 se formó el Comité Ejecutivo Popular de Valencia, en el mismo contexto de la Revolución Española de 1936. Este comité era sencillamente una forma de gobierno de carácter regional constituido por las fuerzas del Frente Popular y también de los sindicatos CNT y UGT. Así, el 23 de julio del mismo año, desde la capital de España se decretó su disolución sin éxito. Es más, Madrid no pudo ni siquiera impedir que el 31 del mismo mes este comité fuera legalizado y regulado por la propia República.
Mientras esto sucedía, en el contexto agricultor se secuestraron el 13% de la superficie de cultivo. Se constituyeron así 353 colectividades. De las cuales 264 estuvieron dirigidas por la CNT y casi 70 de las mismas por la UGT. Y entre ambas instituciones dirigieron un total de 20 colectividades.
Dentro del cultivo, uno de los principales logros fue el desarrollo del Consejo Levantino Unificado de Exportación de Agrarios (CLUEA). Y es que, aunque en sus orígenes se trataba de un consejo con tinte independiente el 2 de noviembre se subordinó al gobierno central a través de un sustancial cambio en su programa.
El Sindicato de Policía Nacional (CEP) se disolvió el 8 de enero de 1937 y el 7 de noviembre de 1936 el gobierno de la República se trasladó a Valencia haciendo de esta la capital republicana hasta el 31 de octubre de 1937.
http://www.youtube.com/watch?v=EUcbPQ95zH0
Valencia durante la guerra civil y posterior
Durante el periodo beligerante de la Guerra Civil Española (1936- 1937) la ciudad de Valencia se convirtió en sede del gobierno republicano. Sin embargo, la reanimación de la economía no tuvo lugar hasta 1960.
En ese momento y coincidiendo con una etapa de auge económico mundial tuvo lugar el desarrollo de un importante movimiento industrial y agrícola, acompañado de un gran aumento demográfico inmigratorio que tuvo una fuerte repercusión sobre el territorio.
Asimismo, durante la guerra, la Comunidad Valenciana se mantuvo siempre bajo dominio republicano hasta la primavera del 1938. En concreto, fue en abril del 38 cuando las tropas conquistaron Vinaroz, dividiendo en dos partes la zona republicana.
El franquismo en la Comunidad Valenciana
Cuando se produjo la victoria franquista, también en el mes de abril, pero un año después (1939), Valencia y Alicante fueron algunos de los últimos reductos de la República. De 1939 a 1958 se produjo un paréntesis autárquico en el que sociedad y la economía valencia comenzaron a dinamizarse.
Así fue como surgió el turismo, un nuevo sector económico que prácticamente sustituía a la agricultura como fuente principal de ingresos que había sido. Por su parte, la industria, se desarrolló de una forma estimable a través de la pequeñas y medianas empresas. Esto produjo un favorable crecimiento económico a favor de un excelente avance demográfico. Este aumento de la demografía se debió a dos causas: por una parte, el baby- boom, y por otra los movimientos migratorios nacionales procedentes de Castilla La Mancha, Andalucía y Aragón.
La transición y democracia en la Comunidad Valenciana
La etapa de la Transición Democrática convirtió a las provincias de Valencia, Castellón y Alicante en enclaves socialistas hasta los 90.
La aprobación de la Constitución Española en 1978, así como el Estado de las Autonomías, dio lugar a un punto clave en la historia de la Comunidad Valencia, y fue la aprobación también de su propio Estatuto de Autonomía, que tuvo lugar en 1982. Este se caracterizó por un gobierno regional, que se llamó el gobierno de la Generalitat, el cual tenía el deber de asegurar una administración propia en Sanidad y Educación, entre otros servicios públicos.
¿Qué pasó entre 1981 y 2005?
Si el Estatuto de Autonomía de 1982 se llevó a cabo gracias al artículo 143 de la Constitución Española de 1978, que determinaba que los entes territoriales tenían y, de hecho, tienen, derecho a la autonomía, fue en 1987 cuando se aprobó una ley que asemejaba en materia de competencias a las nacionales históricas. Esta fue la Ley Orgánica de Transferencia de Competencias de Titularidad Estatal de la Comunidad Valenciana, conocida por su abreviatura LOTRAVA.
Más tarde, el Estatuto de Autonomía de Valencia fue sometido a diferentes reformas, precisamente para hacer efectiva la incorporación de diferentes reformas.
La primera de ellas tuvo lugar en 1992 y tenía la finalidad de incluir todas las competencias adquiridas por la LOTRAVA. La segunda de las mismas se instauró en el año 2006 y fue, por cierto, de mucho mayor calado. Esta reforma incluía nuevas competencias, una de las cuales fue la declaración de la Comunidad Valenciana como nacionalidad histórica en el primer artículo.
Gobernabilidad de la Generalitat Valenciana
La Generalitat Valencia estuvo dirigida entre 1982 y 1995 por el socialista Joan Lerma. Tras el cual le sucedió Eduardo Zaplana, que mantuvo su dirección de 1995 a 2002, José Luis Olivas (2002- 2003), Francisco Camps (2003- 2011) y el popular Alberto Fabra (2011- 2015). Y desde 2015 Ximo Puig.