Quién fue la familia Borgia
La casa de los Borgia fue una familia perteneciente a la nobleza cuyo origen se encuentra en el pueblo aragonés de Borja, nombre que posteriormente fue latinizado y pasó a conocerse como los Borgia. No obstante, sus miembros habitaron primero en Játiva, reino de Valencia. Tiempo después, la casa Borgia se trasladó a Gandía y, por último, a la península Itálica. Se trata pues de una familia con una elevada influencia social durante el periodo del Renacimiento.
El alto poder que alcanzaron los Borgia a finales del siglo XV convirtió a Italia en una pseudo-monarquía hereditaria sometiéndose al poder de la Santa Sede. Cabe señalar que hoy en día Italia es una república unida. No obstante, durante el Renacimiento, se convirtió en una enorme encrucijada formada por diversos ducados, repúblicas y reinos.
La familia Borgia fue protagonista de un enorme ascenso, tanto social como político, convirtiéndose en unas pocas décadas en una familia de la pequeña nobleza del Reino de Valencia, colocándose en el centro del poder de Roma y por tanto del mundo cristiano.
El ansia de poder de esta peculiar familia, único a su habilidad y a las favorables circunstancias que se encontraron por el camino, sin dejar de lado la archiconocida y especulada falta de escrúpulos, esta familia produjo nada más y nada menos que dos papas borgia: Calixto III y el papa Alejandro VI. Pero su relación con la alta sociedad cristiana no acaba aquí, puesto esta familia también formó cerca de una docena de cardenales y otros muchos personajes reseñables en la época del Renacimiento europeo.
Todos estos acontecimientos tuvieron lugar durante la segunda mitad del siglo XV, un periodo de elevada relevancia en la historia, puesto que en él acontecieron importantes transformaciones, que fueron el medio conductor del cambio de una sociedad medieval a la Edad Moderna.
Dónde nacieron los Borgia
Empezamos por nombrar que en 1378 nace Alfonso de Borja (futuro Calixto III) en la ciudad de Játiva, perteneciente al reino de Valencia. Si bien, en esta ciudad había otras familias con este apellido, una de las cuales, los Gil Borja de origen en la comarca de Aragón y de la clase social de la nobleza. Muy alejado de la cual Alfonso de Borja nace en el seno de una familia plebeya, pero perteneciente a la élite mercantil local.
Alfonso de Borja era una persona muy inteligente y con mucha codicia, motivo por el cual y lejos de desear continuar con el comercio familiar se comenzó a adentrar en el entorno jurídico y eclesiástico. Estudió derecho civil y canónico y se doctoró en ambas especialidades, iniciando años después su carrera profesional como docente en la Universidad de Lérida (Cataluña) a par que desarrolla su talento al servicio de Alfonso el Magnánimo, rey de Aragón, como su consejero particular.No obstante, sus deseos de ascendencia y promoción se veían frenados por su origen alejado de la aristocracia, que siempre suponía para él un inconveniente.
Sin embargo, su astucia hizo resolver fácilmente este freno mediante el casamiento de su hermana Isabel con Jofre Gil de Borja, perteneciente a la rama noble de la familia. Un matrimonio completamente de conveniencia en el que ambas familias obtuvieron beneficios: por su parte Isabel, la novia, aportó una elevada dote y un hermano (Alfonso de Borja) con alta capacidad de influencia, sobre todo en aquel momento, sobre unos aristócratas en un periodo de inacción, tanto política como económica. Y por su parte, los Borja comerciantes, aunque acomodados económicamente, poseían un bajo linaje, pudieron ascender de clase social, relacionándose con la alta nobleza y cubriendo así su ansia de ascenso social.
Pero, a pesar de este éxito de ascenso, Alfonso de Borja pensaba mucho más a lo grande. De hecho, a partir del enlace de su hermana, los Gil de Borja dejaron de lado el apellido Gil, y pasaron a denominarse los Borja. De este modo, Alfonso de Borja, de origen comerciante y familia plebeya, ya no solo había ascendido por el emparentamiento con la nobleza, sino que la confusión que, durante siglos perdurará de ambas familias, las unió también en apellido único, convirtiéndose así en un miembro más de la pura nobleza. Cabe señalar que de la unión de Isabel y Jofre Borja nacerían varios hijos: uno de los cuales Rodrigo Borja, (futuro papa Alejandro VI)
El ascenso de los Borgia
Tras esta ventajosa unión matrimonial de la hermana de Alfonso de Borja, unido al cambio de apellido de la nobleza ‘Gil Borja’, Alfonso no perdió la oportunidad de anhelo imparable de poder y ascenso social. Cabe señalar que Alfonso de Borja siempre estuvo vinculado a su tocayo, el rey Alfonso V de Aragón. Y aprovechando este vínculo y su elevada capacidad negociadora se coronó ocupando un papel destacado en la conclusión del Cisma de Occidente o Cisma de Aviñón (el Cisma se refiere a la división que tuvo lugar en la Iglesia católica durante el periodo histórico comprendido entre los años 1378 y 1417. En dicho periodo aconteció que dos obispos y, a partir de 1410 tres, se disputaron la autoridad pontificia).
Y en este contexto, la figura de Alfonso de Borja fue crucial para convencer al antipapa Clemente VIII quien era en principio sucesor de Benedicto XIII (el Papa Luna) para que hiciera efectivo su renuncia al cargo para terminar definitivamente con el tan problemático Cisma. Y así fue como, en gratificación a su destacado éxito diplomático a la hora de establecer un acuerdo definitivo, lo nombraron obispo de la ciudad de Valencia, que, por cierto, por aquellos tiempos era conocida como una de las diócesis con más riqueza del reino.
En los años siguientes, Alfonso de Borja aprovechó tanto su nombramiento como obispo, como su puesto de ser la mano derecha de Alfonso el Magnánimo, para acompañarlo a Nápoles en sus diferentes viajes. Permaneciendo siempre junto al monarca aragonés en el periodo en el que el rey encabezó la campaña para la conquista del sur de Italia, que terminaría reinando.
Si bien, años más tarde, el monarca aragonés decidió trasladar su residencia permanente a Nápoles dejando Aragón en manos de una regencia.
Alfonso de Borja jamás dejó de acompañar al Magnánimo, lo cual le permitió también conocer y adentrarse en los ambientes políticos y religiosos de Italia. Alfonso el Magnánimo realizó durante este periodo la reforma administrativa del reino de Italia y la presidencia del Consejo Real. En este momento, Alfonso de Borja incidió notablemente puesto que fue el negociador del acuerdo que tendría lugar entre el rey Alfonso el Magnánimo y el papa Eugenio IV. En dicho acuerdo fue el papa quien reconoció los derechos del rey para con la Corona de Nápoles. Y, además retiró el apoyo que le había otorgado tiempo antes al Concilio de Basilea puesto que habían acusado al papa de hereje.
Como es debido y en consecuencia a todos estos acuerdos en los que medió e intervino con favorables soluciones y negociaciones Alfonso de Borja, fue recompensado con el capelo cardenalicio en 1444. Y entonces, debido a este alto poder conseguido tomó diversas decisiones en su vida que condicionarán su futuro: en primer lugar, estableció Roma como su residencia definitiva. Y, en segundo lugar, terminó con el servicio directo que durante tanto tiempo había ofrecido al rey Magnánimo.
Llegada del papa Calixto III
Un año después y tras la muerte del papa Nicolás V, Alfonso de Borja fue elegido papa, recibiendo el nombre de Calixto III. No obstante, aunque Alfonso de Borja llevó una vida completamente volcada en sus ambiciones y codicias, jamás imaginó que llegaría a ocupar el aclamado trono de San Pedro.
Pero las discrepancias entre las principales familias italianas de ese momento, entre los que se encontraban los Orsini y los Colonna, que impidieron llegar a un acuerdo papal. Y es que Alfonso de Borja además de ser un excelente jurista y políticamente neutral, ya tenía una avanzada edad de 75 años, por lo que entre estas y otras circunstancias lo convertían en el candidato ideal a papa y así fue.
Y así fue como Calixto III fue pontificado y ocupó el puesto papal durante tres años. En los cuales destacaba su voluntad por frenar el avance de los turcos en el continente europeo, el apoderamiento de Constantinopla, y el impedimento a la invasión de Hungría por parte de los turcos.
Sin embargo, su papado no estuvo solamente dominado por buenas prácticas, ya que ensalzó el favoritismo y clientelismo al máximo llenando la Santa Sede por sus familiares y amigos, conocidos por cierto por los romanos de forma despectiva como ‘i catalani’ que comenzaron a ocupar los puestos más elevados y de alto poder de la curia papal, obtenido a su vez multitud de privilegios como: el cargo supremo de los Estados Pontificios, el cargo de vicecanciller de la iglesia, el cual fue ocupado por su sobrino Rodrigo Borgia, quien años después se convertiría en el papa Alejandro VI.
Todos estos favores y amiguismos fueron altamente criticados por la sociedad romana, desatando una elevada hostilidad hacia ellos, que duró hasta el año 1458, momento en el que el papa Calixto III falleció y provocó un levantamiento atroz de la oligarquía acabando por pura violencia con la muerte de uno de los sobrinos del ya fallecido papa, Pedro Luis.
Miembros del linaje de los Borgia
Rodrigo Borgia o el papa Alejandro VI
Rodrigo de Borgia había gozado toda su vida de los favores de su tío, el papa Calixto III, y protegido por él mismo había acumulado una enorme riqueza provocando ciertas enemistades con su familia los Borgia.
No obstante, heredando el ansia de codicia de su tío había creado una compleja red de alianzas en Roma uniendo familias, hecho que, por cierto, le mantuvo en su estatus cuando su familia se fue al traste.
En cuanto a la elección de un nuevo papa que, si bien supliera a Calixto III y por supuesto, debido a la encrucijada de maniobras que Rodrigo Borgia llevó a cabo, Eneas Silvio Piccolomini fue nombrado papa como Pio II, quien a su vez proclamó vicecanciller de la Iglesia a Rodrigo Borgia en compensación por sus tejemanejes.
Si bien, la figura de Rodrigo Borgia destacaba por ser el prototipo ideal del hombre descrito como el noble del Renacimiento. Se trataba de un hombre que ya en su madurez poseía una elevada cultura, era humanista y no se preocupaba demasiado por las reglas morales, de hecho, carecía de escrúpulos en política, aunque compensaba esta falta de ideales con su elevado diplomatista.
Además, era un amante del lujo, hedonista y refinado. Durante su etapa de enamoramiento tuvo su primogénito con una de sus amantes, Pedro Luis, a quien años después nombraría como Duque de Gandía. Otro de sus enamoramientos alrededor del año 1470 y del cual ponemos cara fue de la cortesana Vannozza Cattanei, con la cual tuvo cuatro hijos: Juan Borgia, César Borgia, Jofre Borgia y Lucrecia Borgia.
Si bien sus altas influencias le permitieron una vez cesado como papa, seguir, no solo relacionándose, sino influenciando a la curia romana y convertirse en un vital hombre de confianza de los siguientes papas: Pablo II, Sixto IV e Inocencio VIII.
Rodrigo Borgia VS Isabel la Católica y Fernando de Aragón
Uno de los capítulos más reseñables de la vida e influencia de Rodrigo Borgia fue su intervención en la unión matrimonial entre Isabel de Castilla y Fernando de Aragón.
Corría el año 1469 cuando Isabel y Fernando, ambos príncipes de sus respectivos reinos, habían decidido hacer efectiva su unión, la cual serviría si bien para reforzar la posición de ambos en sus reinos. No obstante, al ser primos, es decir, familia, necesitaban las veces de una autorización de la Iglesia, lo que se conocía como una dispensa eclesiástica. Y aunque esta pesudo- autorización llevaba su tiempo conseguirla, la urgencia matrimonial les apretaba por la compleja situación social del momento, y decidieron casarse en secreto con una bula papal falsa.
Sin embargo, a pesar del secreto que querían guardar, la noticia inevitablemente llegó a oídos del papa Pablo II quien inmediatamente excomulgó a la pareja, siendo este el comienzo de una larga pugna contra los Reyes Católicos y la Santa Sede.
Unos años más tarde, en 1472, ya entonces siendo papa Sixto IV, Rodrigo Borgia viajó a la península Ibérica para otorgar el perdón papal a los Reyes Católicos. A cambio, obtuvo grandes beneficios en la Santa Sede que se tradujeron en una mayor autoridad sobre la misma, así como sobre los reinos de Castilla y Aragón.
Otra de las disputas que, años después, ya siendo para Inocencio VIII tuvieron lugar fue la activación de un proceso de excomunión por parte del papado hacía Fernando por haber arrojado la potestad de nombrar ministros eclesiásticos en sus territorios. Sin embargo, nuevamente, gracias a la intervención de Rodrigo, Fernando cambió de opinión y el proceso quedó paralizo. En consecuencia, como habitualmente, Rodrigo Borgia obtuvo beneficios. En este caso fue el Ducado de Gandía que otorgaría posteriormente a su primogénito, Pedro Luis.
Nombramiento del Papa Alejandro VI
En 1492 y tras la muerte del papa Inocencio VIII tuvo lugar una dinámica muy parecida a la que había acontecido años antes con la elección del papa Calixto III y es que las grandes rivalidades que protagonizan las familias italianas impedían la elección del papa mediante un acuerdo cordial. Y en este momento fue cuando Rodrigo Borgia, aprovechando su posición y su capacidad negociadora acabó convirtiéndose, gracias también a los favores comprados de la familia Sfroza, Farnesio y Orsini, a los 61 en el papa Alejandro VI.
El nuevo Papa Alejandro VI llegó al Vaticano acompañado de sus hijos Juan, Lucrecia, Jofre y César. A quienes comenzó por asegurar su futuro mediante pactos y casamientos.
En primer lugar, casó a su hija Lucrecia Borgia cuando está únicamente tenía 13 años con Juan Sforza, que era conde de Pesaro, y, por cierto, le doblaba la edad. La boda tuvo lugar en 1493 y la unión consolidó la alianza de los Sforza de Milán.
Pero como no se podía satisfacer a todos los reinos, esta unión que enemistó a la familia Borgia con los Nápoles precisamente porque el reino sureño mantenía una alta hostilidad con Milán, provocó el matrimonio entre Jofre Borgia y Sancha de Aragón, quien era hija del rey de Nápoles, Alfonso II. La boda se celebró con celeridad en 1494, tan solo un año después de la de Lucrecia Borgia para evitar alargar la confrontación.
Por su parte a Juan Borgia lo destinaron a España, donde contraería matrimonio con María Enríquez y se haría con el título de Duque de Gandía.
Y el último de los hermanos fue César Borgia, a quien se le impuso continuar con la vocación eclesiástica del padre como cardenal de Valencia. No obstante, estos planes que su padre encomendó para él no acabaron de convencer.
César Borgia
Se puede decir que César Borgia (1475 o 1476) heredó todo el carácter truculento y manipulador de su padre Rodrigo Borgia, pues para alcanzar sus propios objetivos pasó por encima de todo el que se pusiera por medio, incluso de su propia familia.
Y la primera de las triquiñuelas fue aprovecharse de la influencia que tenía entonces su padre, como papa, para casar a su hermana Lucrecia Borgia y sacar provecho de ese matrimonio conforme a sus propios intereses políticos. De hecho, la hermosa Lucrecia Borgia fue utilizada tanto por su hermano como por su padre para sellar alianzas territoriales.
La figura de Lucrecia Borgia fue explotada como mera moneda de cambio, y además tuvo que soportar una continua campaña de desprestigio procedente de los ataques que los enemigos de esta singular familia hacían sobre ella, y es que la acusaban de ser la prostituta del papa, o sea, de su propio padre.
Pero las artimañas de Cesar no acaban aquí, pues también a favor de sus propios intereses para conseguir la capitanía de los ejércitos pontificios mató a su propio hermano, Juan de Gandía. No obstante, las ambiciones de César Borgia cayeron en saco roto cuando al intentar unificar Italia, los mismos italianos se opusieron. Y este no fue el mayor de los inconvenientes, pues ya había dos potencias en disputa por el país: Francia y España. Si bien, el recorrido político de César Borgia fue elogiado por el mismo Maquiavelo, quien además se inspiró en este miembro de los Borgia para crear su obra más relevante ‘El príncipe’.
En 1498 convencido del enorme error que su padre había cometido al destinar para él la vocación de la iglesia, comenzó su carrera en la dirección de asuntos políticos del papado, realizando toda serie de alimañas para asegurar, siguiendo el pretexto de su padre, el poder de la familia Borgia. Y para alcanzar este designio utilizó todo tipo de medios a su alcance, aun pasando por encima, si tuviera de la traición, e incluso del asesinato de personas que se pusieran en su camino.
Entre las primeras conquistas de César Borgia, en 1498 logro hacer firme una alianza con Luis XII de Francia, y contrajo matrimonio con Carlota de Albret, hermana de Juan de Navarra. Solo un año después comenzó la conquista de los territorios de Italia central. Para hacerse con dicho poder tuvo que eliminar numerosas personalidades, entre ellos, el segundo marido de su hermana Lucrecia Borgia, acontecimiento que tuvo lugar en el año 1500. Es más, en 1503 cuando preparaba su munición para acabar con otra de las familias italianas de gran influencia, tuvo lugar la repentina muerte de su padre, que le puso en la tesitura de tener que elegir entre los Orsini, o bien ir en contra del que sería nuevo papa Julio II, quien era considerado como el principal enemigo de los Borgia.
Así, eligió acabar con Julio II, y tras quitarle todas las posesiones que este tenía en Romaña, Julio II se vengó mandado apresar a Cesar Borgia y enviarlo a España. Allí estuvo preso primero en el castillo de Chinchilla, muy próximo a la ciudad de Valencia; y a continuación en Medina del Campo. No obstante, consiguió en 1506 escaparse para ponerse al servicio de su cuñado, el rey de Navarra. Finalmente, y en consecuencia a las múltiples heridas que recibió en una batalla local en Navarra, murió en 1507 cerca de Viana.
César Borgia vs el príncipe de Maquiavelo
Maquiavelo fue inspirado por la peculiar personalidad de César Borgia, que reflejó en su libro ‘El príncipe’. Y es que César Borgia tuvo una alta capacidad para el dominio de las batallas y una incomparable visión acertada de las medidas en cada momento idóneas para vender las batallas y ganarse un elevado prestigio como soldado.
Su ambición, codicia y ansia de poder, heredadas de toda su familia Borgia, le propiciaron unas innegables cualidades que Maquiavelo considera ideales para el perfecto príncipe de la época Renacentista.
Lucrecia Borgia
Los Borgia fueron una de las familias más poderosas del periodo del Renacimiento, y no menos lo fue la pequeña de la familia Lucrecia Borgia como única hija de Rodrigo Borgia fue víctima de las codicias de su familia y de las ansias de dominar al resto de la humanidad.
Quién fue Lucrecia Borgia
Y como hija predilecta, según cuenta la historia su padre, el futuro papa Alejandro VI se refería a ella como su hija natural y carnal. Y para alcanzar el prestigio que, efectivamente demandaba la ya elitista familia a la que pertenecía, nada más nacer Adriana del Milà, quien era prima hermana de Rodrigo Borgia se hizo cargo de la pequeña para enseñarle cultura, entre la que aprendió varios idiomas como castellano, catalán e italiano, y además de forma simultánea.
No obstante, su amplia cultura y formación no solo se atribuye a Milà, pues tiempo después una serie de humanistas aplicaron sobre ella una severa instrucción en latín, griego, pero también poesía, música, danza y otras artes, que por aquel entonces eran imprescindibles para una dama. Y por su condición de mujer, también tuvo que aprender a tejer seda, el bordado y la pintura sobre porcelana.
Pero su amplia formación encomendada desde la ambición de su padre no le bastaron para ser útil e independiente, sino más bien para servir de moneda de cambio en las relaciones internacionales y de estatus que Los Borgia ansiaban.
Con tan solo 12 años, Lucrecia Borgia ya fue pseudo emparentada con Querubín de Centelles y Ayora, quien era hijo de los condes de Oliva, en la Comunidad Valenciana, precisamente por el ansia de los Borgia por recuperar sus orígenes emparentándose con la nobleza valenciana. No obstante, antes de que el matrimonio se hiciera efectivo, Rodrigo Borgia fue nombrado papa Alejandro VI, hecho que, por supuesto les hizo cobrar una elevada importancia social, tanto que el joven Querubín ya no estaba a la altura de la hija de un papa, por lo que el acuerdo de matrimonio con la familia Centelles fue anulado.
Boda con Giovanni Sforza
Tras la cancelación matrimonial de Lucrecia Borgia con Querubín, el recién estrenado pontífice, Rodrigo Borgia como Alejandro VI, puso la vista sobre la familia Sforza, uno de los poderosos de la ciudad de Milán.
Por aquella época Italia se encontraba dividida en diferentes estados con elevado poder y gobernados por diferentes dinastías como los d’Este en Ferrara, Los Medici en Florencia, y los Visconti y los Sforza en Milán. Pues bien, estos últimos fueron sobre los que el patriarca de los Borgia puso los ojos. Y en concreto sobre Giovanni, quien ostentaba el título de duque de Pesaro, y además era sobrino de Ludovico Sforza o Ludovico el Moro. Y es que además de la intención de codicia y poder del padre de Lucrecia Borgia, este también encontró en la figura de Giovanni un hombre apuesto, culto y refinado que emparentaba perfectamente con su excelentísima hija.
¿Y qué obtenían emparentándose con Milán? Evidentemente alianzas muy poderosas como el cierre al paso de los franceses, quienes ansiaban por todas poder expandir su poder a Italia. Sin embargo, a tan solo unas semanas después de dicha unión matrimonial, Giovanni decidió regresar a Pesaro, decisión que si bien el papa Alejandro VI no aceptó puesto que no quería tener a su hija tan lejos, declarando que la compañía de esta le hacía sobrellevar las tan extremas dificultades de su cargo. Pero la verdadera razón es que había dejado de confiar en su yerno Giovanni, quien creía a los pies de su padre Ludovico al tomar dicha decisión, por tanto, para Alejandro VI la alianza con Italia dejó de ser provechosa.
No obstante, a la hora de declinar el matrimonio tuvo que hacer declarar a Giovanni que este no se había consumado, por lo cual, socialmente fue acusado de homosexual. Y por este despecho, evidentemente, Giovanni, una vez dictada la sentencia de divorcio proclamó que el Papa no quería para otro lo que quería guardar para él, refiriéndose a Lucrecia Borgia y acusando con estas palabras abiertamente al papa de incesto.
Esta historia, como se ha explicado más cerca de desacuerdos territoriales que de verdaderos incestos, persiguió a Lucrecia Borgia el resto de vida con una serie de largas e injustas acusaciones.
En medio de todas estas triquiñuelas las perturbadoras costumbres que se practicaban en el corte unido al repentino asesinato de Juan de Borja, duque de Gandía, hizo que parecieran ciertas ya no solo las incestuosas relaciones de Lucrecia con su padre, el papa Alejandro VI, sino también con su hermano César Borgia, y que fueron los varones de los Borgia quienes ocasionaron el crimen a causa de celos.
Segundo matrimonio: Alfonso de Aragón
Pero cuando las voces oscuras comenzaban a propagarse en forma de imputaciones ya se había concertado un nuevo matrimonio para la joven Lucrecia Borgia. En este caso a causa del interés del papado en tierras aragonesas y alianzas con este territorio, seleccionó al hijo bastardo Alfonso, duque de Bisceglie, del rey de Nápoles que estaba vinculado precisamente a la corona aragonesa.
En este caso y a pesar de ser nuevamente un acuerdo de alianzas de poder, la joven Lucrecia Borgia se enamoró profundamente del apuesto Alfonso. Y es que además de su belleza y caballerosidad, el duque y ella compartían varias aficiones literarias y artísticas, lo cual les convertía en sus medias naranjas.
Sin embargo, las intrigas políticas generadas alrededor de su relación creo diferentes discordias. En primer lugar, porque la alianza había sido previamente acordada mediante la unión de Cesar Borgia con una de las hijas del rey de Nápoles. No obstante, una vez unidos en matrimonio Alfonso y Lucrecia Borgia el rey de Nápoles, padre del novio se echó atrás, provocando que declararán a su hijo persona non grata.
Pero como Lucrecia Borgia ya conocía cómo se las gastaba su familia y la codicia tanto de sus hermanos como de su padre, ayudó a su marido a huir buscando amparo en los Colonna.
Y mientras todo esto sucedía, Alejandro VI otorgó a Lucrecia el gobierno de Foligno y Spoleto y permitió a Alfonso regresar junto a Lucrecia Borgia. Gracias a ello, la pareja se ubicó en Roma y tuvieron su primogénito. Pero, nuevamente un desacuerdo de pactos y alianzas, en este caso, el acercamiento de los Borgia a Francia, precisamente cuando esta estaba en guerra con España, detonó que se relaciona al duque de Bisceglie con la deslealtad a la corona española. Pero, trágicamente este conflicto no duró demasiado, pues durante una cálida noche de julio del año 1500 una serie de encapuchados apuñalaron gravemente a Alfonso en las calles de Roma, quien tras la misma y reposando en el lecho falleció ante los ojos de su amada Lucrecia Borgia.
Y ante este dramático suceso Lucrecia Borgia se encerró en el castillo de Nepi a vivir su luto. Pero su padre, el todavía papa Alejandro VI no iba a consentir que la inhabilitación de su hija durara demasiado, pues era una valiosa moneda de cambio para su padre para el establecimiento de alianzas territoriales y de poder.
Tercer matrimonio: Alfonso d’Este
Y cuando meses después de su retiro Lucrecia Borgia regresó a Roma, fue nuevamente utilizada para establecer alianzas por el papa Alejandro VI, pero también por su hermano César Borgia.
Y fue así como su padre volvió a decidir su siguiente emparentamiento. En este caso apostaba por la familia D’Este de Ferrara. Sin embargo, lo que se le escapaba al pontífice es que precisamente el duque de Ferrara tenía lo suficientemente solidificada su posición que no necesitaba de alianzas. Por este motivo mandó investigar a Lucrecia y su hijo heredero Alfonso para asegurarse de que efectivamente cumplirían sus expectativas.
Y no solo eso pues como los Ferrara disfrutaban de una posición favorable demandan diversas cosas a cambio del matrimonio, que los Borgia tuvieron que aceptar como es el caso del capelo cardenalicio para su hijo y la supresión del Tributo que anualmente pagaban al Vaticano.
Y tras la boda y la vida matrimonial, cuando Alfonso de Ferrara muere convierte a Lucrecia en duquesa de Ferrara. Y así fue como se fomentó la presencia de los Ferrara entre intelectuales y artistas de la alta esfera.
Legado de Lucrecia Borgia
Cabe señalar que, debido a su elevada cultura, Lucrecia Borgia destacó por sus grandes dotes intelectuales. Durante su vida se volcó en la crianza de sus tres hijos Hércules, Hipólito y Eleonora, que al igual que su crecimiento intelectual quiso darles esa misma cultura a sus descendientes y encargó su cultura a un cualificado equipo de reputados humanistas.
Uno de los mejores testimonios de la vida de Lucrecia Borgia en su etapa de duquesa de Ferrara lo enunció el humanista francés Pierre Terrail Bayard acuñándola como una excelente duquesa y una ‘perla del mundo’ siendo embajadora francesa de un modo admirable, bella, dulce y amable.
El legado histórico de los Borgia en la Comunidad Valenciana
Los Borgia constituyen una familia con un amplio árbol genealógico, y han sido durante muchos años protagonistas de cantidad de oscuras leyendas detrás de sus actos. Entre Italia y España han sido señalados en numerosas ocasiones como los más infames de la historia, ya no solo por los acuerdos matrimoniales que se hicieron con varias generaciones de la casa Borgia, sino como causante de muertes en el seno de la familia.
No obstante, cabe señalar, que a lo largo de la historia se han exagerado en gran medida las historias que dan cuerpo al pasado de esta familia. Es más, dichos integrantes cumplieron un importante papel en diferentes países como España o Italia, y en instituciones, como es el caso de la Iglesia. Concretamente en la ciudad de Valencia existen diferentes edificios símbolo de la importancia de los Borgia en la comunidad.
Pero no solo en la ciudad de Valencia, pues Játiva (de donde procede dicha familia) y en Gandía, se encuentra parte de lo que hoy conocemos como la Ruta de los Borgia. Un interesantísimo recorrido por la historia de la familia Borgia en la Comunidad Valenciana, y que se compuso entre otros por dos papas españoles.
Y no solo como muestra del legado que la familia ha dejado en la comunidad, sino también por la importancia cultural, artística y política que hoy en día presenta este territorio gracias al transcurso por el mismo de la familia Borgia. Y es que, rememorando sus inicios, la familia se apellidaba Borja, pero recibió el nombre de los Borgia en Italia, es más fue mecenazgo tanto del arte como de la cultura en esta zona.
La ruta de los Borgia en Játiva y Canals
La citada Ruta de los Borgia inicia su recorrido en Játiva, la verdadera cuna y origen de la familia Borgiana. Y es el propio castillo de Játiva en el que se alza una enorme fortaleza en la que se encuentra una cámara, que si bien recuerda al origen de la familia en la ciudad. Otra de las ubicaciones célebres que rememoran esta ruta de los Borgia en Játiva es la Iglesia San Francesc, en la que los Borgia poseían una capilla de carácter fúnebre y que fue el yacimiento de sus restos durante el siglo XIV hasta que estos fueran llevados a la Colegiata, el Real Monasterio de Santa Clara.
Pero también la Casa Natalicia de Alejando VI y la Iglesia de San Pere. En todos estos edificios y monumentos, los Borgia dejaron parte de su huella, además del Museo de Bellas Artes, que forma parte de este legado de los Borgia.
Y es que la Ruta de los Borgia, que se extiende a lo largo de la Comunidad Valenciana, permite saber más de esta histórica familia que, por cierto, aportó nada más y nada menos que dos papas españoles al Vaticano.
En Canals puede encontrarse una parte más de la historia de los Borgia como legado. Es el caso de la Torre de Borgia, cuna de la familia y lugar donde nació en 1378 el papa Calixto III. Y si desde la Torre miramos al frente podemos encontrar el Oratorio, un legado más de los Borgia y que formaba parte del mismo conjunto palaciego.
La ruta de los Borgia en Gandía y Albaida
Y si continuamos con la ruta de esta familia llegamos al Palacio Ducal, que se encuentra en Gandía y donde yace la cámara en la que nació y también vivió Francisco de Borja, el que fuera el IV Duque de Gandía.
Un palacio que, si bien fue ampliado a lo largo de los siglos, muestra de ello sus diferentes estilos, pero también generaciones, pues en él nació la mayor parte de los duques de Borja en el año 1510. Dentro del palacio Ducal, diferentes estancias son singulares espacios de legado histórico familiar. Entre ellos el Salón de las Coronas, la Galería Dorada y el Oratorio del Santo aglutina parte de la marca casa Borgia en la ciudad de Gandía.
Y precisamente en este palacio se puede visitar gracias a las visitas guiadas que se realizan en las que se ofrece una imagen bastante atractiva y reveladora de la vida en la época de la que data. Y también en Gandía como parte de la Ruta de los Borgia se encuentra la Plaza de las Escuelas Pías, en la que se halla la Universidad de Gandía donde se encuentran diversas estatuas de la familia Borgia que forman parte del mismo legado y presiden dicha plaza. La ruta también recorre otros lugares como el Hospital de San Marc, el Torreón de Pí y el Convento de Santa Clara, que forman parte de la herencia de los Borgia.
Si seguimos el recorrido de la Ruta de los Borgia llegamos a Albaida, la que durante un periodo histórico albergó al sobrino de Calixto III, conocido como Juan Luis de Milà y Borja. Este comenzó con el levantamiento de la construcción de un palacio fortificado en el centro de la villa. Más alejado, en concreto en el pueblo de Vallés se encuentra otra parte del Legado de los Borgia, y es que, en el Palacio de los Sanz, y en Castelló de Rugat se conservan restos del Palacio Ducal de Gandía. Este lugar se convirtió en la segunda residencia para la corte renacentista de los Borgia de Gandía, precisamente por su admirable vegetación y la enorme variedad de especies de caza que poseía.
Otro de los lugares por los que en esta zona atraviesa la ruta de los Borgia es Lombai, que se convirtió en una Baronía adquirida por el Cardenal Rodrigo de Borja para regalársela a su hijo Pedro Luis.
Y dentro de esta baronía del que el primogénito fue heredero se encuentra la Iglesia de la Santa Cruz, dentro precisamente del convento de los dominicos, convento en el cual fue prior San Francisco de Borja, primero de los marqueses de Llombai, lugar que debido a esta anécdota celebra una recreación histórica del mismo con el Mercado de los Borja.
La ruta de los Borgia en la ciudad de Valencia
En cuanto a Valencia, podemos hablar de numerosos lugares emblemáticos que simbolizan una vez más el legado de los Borgia y que se encuentran dentro de la ruta que lleva este nombre.
La principal huella de los Borgia en la ciudad de Valencia se encuentra en su preciosa Catedral, pues durante nada más y nada menos que 80 años la familia Borgia llevó la diócesis de la misma, por tanto, su presencia es más que evidente. Y algunos de los espacios más destacados de la Catedral de Valencia como legado de los Borgia es precisamente la Puerta de los Hierros de la misma, uno de sus accesos en la que se halla el escudo episcopal de Calixto III.
Y no menos importante son las múltiples capillas que se encuentran dentro de la catedral, muchas de las cuales fueron mecenazgo mismo de los Borgia. Y esto precisamente da cuenta de que hoy en día también se sigue apreciando con lucidez su maravilloso legado, que, en muchas ocasiones, por cierto, ha sido oscurecido por leyendas negras. Por ejemplo, la capilla de San Pedro, que ordenó construir Alfonso de Borja y su sobrino Rodrigo Borgia. Pues antes de que se convirtiera en Papa encargó pintar frescos de carácter renacentista con ángeles músicos. Otra de las capillas que destaca como legado de los Borgia es precisamente la que se construyó dedicada a San Francisco de Borja en la que se encuentran dos fabulosos lienzos de Goya dedicados al Duque de Gandía.
Pero la huella viva, como su nombre indica de los Borgia, no acaba en la catedral, pues también puede hallarse en el Palacio de las Cortes Valencianas, que fue residencia de la familia.
Otro de las emblemáticas construcciones legado de los Borgia en la ciudad de Valencia es la Iglesia de San Nicolás. Su diseño conjuga una arquitectura gótica con una decoración barroca que entremezcla espléndidas pinturas que le otorgan el nombre de la Capilla Sixtina Valenciana. Y la relación que guarda con los Borgia es que fue la parroquia en la que Alfonso de Borja ejerció como rector, quien fuera el futuro papa Calixto III.
Los Borgia en Alfahuir, Simat de la Valldigna…
La ruta de los Borgia también se encuentra ligada a dos monasterios considerados si bien catedrales rurales tanto del arte como del recogimiento. Estas son San Jerónimo de Cotalba que se localiza en Alfahuir y Santa María de Simat de la Valldigna. Y precisamente en este segundo pueblo es donde Rodrigo de Borja y su hijo César Borgia fueron abades. Además, en dicho monasterio se conserva, por ejemplo, la sala capitular, quien, por cierto, mandó construir el futuro papa Alejandro VI siendo abad del sitio, ya que aquel era un real paisaje de ensueño.
Por su parte, el Monasterio de San Jerónimo de Cotalba estuvo fuertemente protegido por la familia Borja, es más, fue el centro espiritual y cultural de la mismísima corte del Duque de Gandía.
Cabe señalar que la Ruta Borgiana es uno de los atractivos turísticos más memorables de la Comunidad Valencia, cuya Agencia de Turismo la lanzó con el apellido de la ‘Bellas Artes’. Y es que la familia Borgia ha dejado una profunda e interesantísima huella en la ciudad de Valencia y en toda la comunidad valenciana.
Pues desde sus orígenes los Borgia estuvieron directamente relacionados tanto con la tierra valenciana como con sus esferas de poder, tanto en política, ámbito religioso, la nobleza, mecenas, príncipes, papas borgia, santos, consejeros de los reyes… Véase Calixto, Alejandro, César, Lucrecia o Francisco entre otros.
Historia de los Borgia
Los Borgia realizaron innumerables aportaciones a la cultura e incluso a la vida religiosa, con dos papas Borgia. De hecho, hasta un miembro de la misma figura entre los santos del cristianismo, San Francisco de Borja. Sin embargo, la memoria histórica de esta familia Borgia se ha asociado a numerosos escándalos, muchos de los cuales irreales completamente, y otros muchos no asociados exclusivamente a su apellido, sino que han sido fruto de encrucijadas especulaciones.