Valencia

La Comunidad Valenciana ocupa un lugar privilegiado en el Mediterráneo central, lo que le ha valido una importancia capital a lo largo de la historia desde el punto de vista político, militar y económico.

En Valencia Historia te llevaremos en un viaje a través del tiempo, explorando el rico y diverso pasado de esta encantadora región. Desde la época prehistórica hasta la Edad Media y más allá, descubriremos las historias de antiguas civilizaciones, protagonistas históricos y lugares notables que han conformado la identidad de la Comunidad Valenciana.

Acompáñanos mientras nos adentramos en los periodos Paleolítico y Neolítico, descubrimos los acontecimientos significativos de la Edad Media y exploramos el vibrante tapiz del siglo XX en la Comunitat Valenciana. Tanto si eres un entusiasta de la historia como si simplemente sientes curiosidad por los orígenes de esta cautivadora región, este artículo está diseñado para ser didáctico, accesible a todos los públicos y fácil de entender. Así pues, embarquémonos en este viaje histórico y descubramos el cautivador relato de la Comunidad Valenciana, también conocida como el reino de Valencia.

La Prehistoria en la Comunitat Valenciana

Los primeros vestigios de poblamiento humano encontrados en la actual Comunidad Valenciana datan de hace 250.000 años (finales del Paleolítico Inferior), siendo los más antiguos encontrados hasta ahora los del yacimiento de Bolomor (Tavernes de Valldigna).

En el Paleolítico Medio (del 100.000 al 35.000 a. C.), el número de yacimientos aumenta a lo largo de la región. En la Cova Negra de Xàtiva (con pinturas rupestres) y en El Salt (Alcoy) se han recuperado restos del hombre de Neandertal datando de entre el 60.000 y el 30.000 a. C., fecha esta última en la que fue finalmente reemplazado por el Hombre moderno (Homo sapiens sapiens).

El Paleolítico Superior y el Mesolítico están bien representados en la región, pudiéndose citar las cuevas de Parpalló y Malladetes en Gandia para el primer periodo y la Cueva de la Cocina (en el macizo del Caroig, suroeste de la provincia de Valencia) para el segundo.

El Neolítico llegó a la Comunidad Valenciana hacia el 5.000 a. C.; la aparición de la agricultura y la ganadería, de origen foráneos, supuso una transformación en la ocupación y la explotación del territorio. El hábitat en cuevas, característico del Neolítico inicial y atestiguado en La Sarsa (Bocairent) y la Cueva del Oro (Beniarrés), fue dejando paso a los primeros poblados en las tierras llanas.

Hacia el 2.500 a. C. se inicia la metalurgia en la región, que muestra influencias y contactos del sudeste peninsular. El tamaño y la ubicación de los poblados, ahora en las laderas de las montañas, refleja una progresiva complejidad social. Del 1.000 a. C., en la Edad de Bronce tardía, data el poblado del Cabezo Redondo, cuyos habitantes acumularon el llamado tesoro de Villena, que representa el mayor conjunto de orfebrería de la prehistoria de la Península Ibérica.

Los iberos en la Comunidad Valenciana

Desde Vinaroz hasta Orihuela, la Comunidad Valenciana tiene un importante legado de la Prehistoria, patrimonio de la UNESCO.

Los íberos  se consolidaron en toda la fachada mediterránea comprendida entre el sur de Francia y el este de Andalucía. Al contrario de otras partes de España, en la región no hubo presencia celta.

Los íberos se dividían a su vez en diversos pueblos; en la zona sur de la Comunidad habitaban los contestanos, en el centro los edetanos, y en el norte los ilercavones.

Contestanos, edetanos e ilercavones mantuvieron relaciones comerciales marítimas con fenicios, griegos, y cartagineses, fundando los fenicios en la costa de la actual Guardamar del Segura la colonia de Herna.

La etapa romana

Según el tratado del Ebro firmado entre Roma y Cartago en el 226 a. C., las dos potencias mediterráneas se repartieron sus zonas de influencia respectivamente al norte y al sur del río Ebro. Con la fundación de Carthago Nova (Cartagena) por los púnicos en el 227 a. C., comienza una colonización progresiva cartaginesa del levante peninsular.

El ataque cartaginés en el 219 a. C. a la ciudad íbera de Sagunto, aliada de la colonia griega de Massilia e indirectamente de Roma, fue el pretexto que sirvió de desencadenante para la segunda guerra púnica entre cartagineses y romanos. Hispania se convirtió en uno de los teatros de las operaciones militares, lo que provocó que las tribus locales debiesen de pronunciarse como aliadas de una u otra potencia, mientras que se producía por primera vez la llegada de tropas romanas a Hispania y, tras la victoria romana en el 202 a. C., todo el litoral mediterráneo acabó sometido a la autoridad militar de Roma.

Bajo el dominio romano, los íberos se fueron integrando paulatinamente en la nueva organización política, económica y social y adquiriendo el latín como lengua.. La fundación, en el año 138 a. C. de Colonia Valentia Edetanorum, siendo cónsul romano Décimo Junio Bruto, dio origen a la ciudad de Valencia, mientras que la colonia íbera de Hélike fue ocupada y rebautizada como Colonia Julia Illici Augusta en el 27 a. C; estas dos fueron las únicas colonias romanas en la Comunidad.

Las primeras ciudades romanas en Valencia

Las ansias de la población autóctona de conseguir títulos romanos, tanto para las personas como para las ciudades, llevó a la división de la sociedad en clases. Las primeras ciudades en conseguir estatus jurídicos importantes fueron: Valentia, Illici Augusta (Elche), Saguntum, Bisgargis (¿el Forcall?), Edeta (Liria), Lucentum (anteriormente Leucant, Alicante), Saetabis Augusta (anteriormente Sitib, Xàtiva) y Dianium (Denia). A pesar de ello, las subdivisiones administrativas romanas de la Tarraconensis respetaron, en cierta medida, la anterior presencia territorial íbera de cada respectiva tribu, con las gobernaciones de Edetania, Contestania, e Ilercavonia.

Edad Media

El paso de los bizantinos y visigodos duró desde principios del siglo VI hasta principios del VIII, tiempo en el que la mayor parte del territorio estuvo sujeto al reino visigodo de Toledo, siempre envuelto en conflictos dinásticos y políticos, mientras que áreas del centro y sur estaban bajo dominación del Imperio bizantino (antiguo Imperio romano de Oriente), integradas en la Provincia de Spania, hasta su expulsión definitiva de la península en el 620. Parece también probable la existencia desde inicios del siglo VIII (año 713) de un Reino de Tudmir. No obstante, apenas existen pruebas arqueológicas de la presencia visigoda y bizantina.

La etapa de Al-Ándalus en Valencia

A partir del año 784 se instalaron los musulmanes en lo que ahora conocemos como Comunidad Valenciana, y  formó parte del mundo árabe hispánico hasta su conquista en 1238 por el rey cristiano de la Corona de Aragón, Jaime I El Conquistador.

Las fuerzas del Califato Omeya entraron en España el 711 y batieron rápidamente a los visigodos; el hijo del jefe de las fuerzas omeyas, Abdelaziz pactó con Teodomiro, un conde visigodo establecido en Orihuela, por el que se le reconocía el señorío sobre la zona a cambio de aceptar la soberanía de los Omeyas y de pagar tributos.

Se trató de un territorio cristiano autónomo dentro de Al-Ándalus, que contenía a la provincia de Alicante y a parte de las de Valencia, Murcia y Albacete, y que se mantuvo hasta el 779, cuando la ciudad de Valencia se sublevó y fue destruida por Abderramán I. Desde entonces, la llegada de nuevos pobladores árabes y bereberes, y la creciente conversión de cristianos al Islam, permitió un mayor control del territorio por parte del Emirato de Córdoba. Aun así, hasta el siglo X (con las islamizaciones de Abderramán III) la población valenciana siguió siendo mayoritariamente cristiana.

Tras la muerte de Almanzor en el 1030, el Califato de Córdoba se descompuso, dividiéndose Al-Ándalus en una treintena de estados independientes, los primeros reinos de taifas. En la Comunidad Valenciana surgieron la Taifa de Denia, la Taifa de Valencia y la Taifa de Alpuente.

Jaime I el Conquistador

En 1238 Jaime I incorporó los territorios que hoy comprenden las provincias de Alicante, Castellón y Valencia a su patrimonio, junto al principado de Cataluña y Aragón.  No anexionó estos territorios entre si en ningún momento, como sí hicieron, por ejemplo, Castilla con Andalucía; Jaime I mantuvo la independencia de los territorios bajo su poder e influencia, y al Reino de Valencia le dio sus Fueros e instituciones propias (Cortes, Generalitat, el Justicia, …).

Hasta tierras valencianas acudieron repobladores de Cataluña y Aragón, que se asentaron en estas tierras estableciendo el sistema feudal del territorio, conviviendo con la población morisca, aunque estos fueran vasallos, hasta 1609, fecha de la expulsión de los moriscos de España por orden de Felipe II. Hasta esa fecha la población morisca permaneció en tierras valencianas, como en otras zonas de España, como vasallos de los nuevos conquistadores y mantuvieron una convivencia estable, aunque con algunos problemas, como por ejemplo la Revuelta de las Germanías.

La Edad Moderna, del Siglo XV al XVIII

Los efectos de las Germanías, la reducción demográfica tras la expulsión de los moriscos, los continuos ataques turco-argelinos contra la costa, y, en gran medida, la desviación de la economía mundial hacia el Atlántico en detrimento del comercio mediterráneo (a raíz del descubrimiento de América), fueron desdibujando el peso de la Comunidad Valenciana en el conjunto de España. Por otro lado, en consonancia con el aumento del autoritarismo del resto de las monarquías europeas, se produjo todo lo largo de los siglos XVI y XVII un progresivo reforzamiento del poder real; así, las aristocráticas Cortes forales valencianas fueron por última vez convocadas en 1645.

A partir de 1680 tuvo lugar una revitalización de la economía valenciana. Sin embargo, fue parada por la Guerra de Sucesión Española que enfrentó a Felipe V de Borbón, ascendido al trono en 1701, con el archiduque Carlos de Austria, pretendiente también al trono español y cuyos partidarios se alzaron a su favor en 1705.

El Reino de Valencia se pronunció mayoritariamente (salvo excepciones como Alicante, Jijona o Banyeres) a favor del pretendiente austriaco, por lo que la región fue escenario de numerosas operaciones militares: finalmente, tras la batalla de Almansa librada en 1707, Felipe V hizo efectivo su reinado sobre la región valenciana, favoreciendo a las ciudades y grupos sociales que se habían mantenido fieles.

Siguiendo el modelo absolutista francés de Luis XIV, Felipe V desmanteló las estructuras del Reino de Valencia mediante los Decretos de Nueva Planta, integrándolas en un mismo modelo con las del reino de Castilla como, posteriormente, se realizó con las de los demás reinos de la Corona de Aragón. Las reformas borbónicas dividieron también el antiguo Reino de Valencia en trece gobernaciones o corregimientos: Morella, Peñíscola, Castellón, Valencia, Alcira, Cofrentes, Játiva, Montesa, Denia, Alcoy, Jijona, Alicante y Orihuela.

Durante el siglo XVIII la región mantuvo un crecimiento económico modesto pero constante, principalmente agrícola, extendiéndose la superficie de regadío (mediante la canalización de las aguas fluviales y la desecación de zonas pantanosas), roturándose zonas improductivas y abancalando las laderas de las montañas.

El Renacimiento y la época moderna en Valencia

En el periodo del Renacimiento y la época moderna, la ciudad de Valencia experimentó un importante desarrollo artístico, cultural y económico. Esta etapa se vio influenciada por los cambios y avances surgidos en Europa, que se reflejaron en la arquitectura, el arte y el comercio.

Desarrollo artístico y cultural en la ciudad de Valencia

En cuanto al desarrollo artístico, Valencia se convirtió en un importante centro de producción artística. Surgieron escuelas de pintura y escultura que dejaron un legado importante en la ciudad y sus alrededores. Destacaron artistas como Joan de Joanes y Juan de Juanes, cuyas obras maestras se pueden admirar en diferentes iglesias y museos de la región.

En el ámbito cultural, Valencia vivió una época de esplendor, con la creación de instituciones educativas y la promoción de las letras. La Real Academia de Bellas Artes de San Carlos fue fundada en este periodo y se convirtió en un referente para la formación de artistas y la difusión de las artes.

Influencia del comercio y la expansión marítima en la región

El comercio y la expansión marítima jugaron un papel fundamental en el desarrollo económico de Valencia durante el Renacimiento. La ciudad se convirtió en un importante puerto mediterráneo y centro comercial, estableciendo vínculos comerciales con otros puertos de Europa y del mundo.

La ruta de la seda, el comercio agrícola y la producción de cerámica fueron algunas de las actividades económicas más destacadas. Los mercados y las lonjas se convirtieron en lugares de vital importancia, donde se intercambiaban productos y se establecían acuerdos comerciales.

Transformaciones urbanas y arquitectónicas en Valencia

El Renacimiento y la época moderna también dejaron su huella en el urbanismo y la arquitectura de Valencia. Se llevaron a cabo importantes obras de remodelación y embellecimiento de la ciudad, como la ampliación de la plaza del Ayuntamiento y la construcción de la Lonja de la Seda, una joya del gótico civil valenciano.

Además, surgieron nuevos barrios y se levantaron edificios emblemáticos, como el Palacio del Marqués de Dos Aguas, que combina elementos del barroco, rococó y neoclasicismo. Estas transformaciones urbanas contribuyeron a consolidar la imagen actual de Valencia.

Siglo XIX: Guerra de Independencia y Guerra Carlista

La Guerra de Independencia Española frente a los invasores franceses (1808-1814) fue dañina para la economía valenciana, aunque menos que en otras regiones de España. Durante la Primera Guerra Carlista, la provincia de Castellón, especialmente el Maestrazgo y Morella, fue uno de los principales baluartes de los guerrilleros carlistas, coordinados por el general Cabrera.

En 1833, con la nueva organización territorial liberal, la región valenciana fue dividida administrativamente en las provincias actuales de provincia de Alicante, Valencia y Castellón, conservando salvo excepciones (el condado de Villena y Requena-Utiel) los límites del histórico reino de Valencia. Durante el siglo XIX, se siguió ampliando las superficies agrícolas, en principio relacionadas con el cultivo de la viña, el arroz, las naranjas, y el almendro.

La revolución industrial, como en la mayor parte de España, fue incompleta y retrasada, pero el establecimiento de Sagunto como gran centro portuario-siderúrgico, las industrias textiles de Alcoy y la aparición de pequeñas empresas a lo largo de la Comunidad permitieron un despegue industrial a partir de finales del siglo XIX.

Siglo XX en la Comunidad Valenciana

A principios del siglo XX, la emigración fue menos importante que en otras regiones españolas, dirigiéndose en gran parte y como característica peculiar hacia la Argelia francesa; ésta había empezado ya en este sentido desde las provincias de Alicante, Murcia y Almería tras las sequías de 1830-1840.

Durante la Segunda República Española, se redactaron diversas propuestas para un Estatuto de Autonomía, aunque ninguna llegó a aprobarse. El 20 de julio de 1936 se constituyó, en el contexto de la Revolución Española de 1936, el Comité Ejecutivo Popular de Valencia, una forma de gobierno regional integrado por las fuerzas del Frente Popular y los sindicatos CNT y UGT.

El 23 de julio del mismo año el gobierno de Madrid decretó su desaparición sin conseguirla, siendo finalmente el día 31 del mismo mes, legalizado y regulado por la República. Pese a sus orígenes independientes, el 2 de noviembre aprobó un cambio en su programa de actuaciones, subordinándose al gobierno central. El CEP de Valencia se disolvió el 8 de enero de 1937.

El 7 de noviembre de 1936, el gobierno de la República se trasladó a Valencia, convirtiéndose hasta el 31 de octubre de 1937 en la capital de la España republicana. Durante la guerra, la Comunidad Valenciana estuvo completamente bajo dominio republicano hasta abril de 1938, en que las tropas franquistas conquistaron Vinaros, partiendo así en dos la zona republicana. Las provincias de Valencia y Alicante fueron unos de los últimos reductos de la República en el momento de la victoria franquista en abril de 1939.

Después del paréntesis autárquico de 1939 a 1958, la sociedad y economía de la Comunidad Valenciana empezaron a presentar un gran dinamismo durante el tardofranquismo. Surge un nuevo sector económico que prácticamente sustituye a la agricultura como la principal fuente de ingresos, el turismo, mientras que la industria se desarrollaba de forma notable, principalmente a través de pequeñas y medianas empresas.

El crecimiento económico fue parejo a un avance demográfico considerable, fruto del baby-boom y de movimientos migratorios nacionales, principalmente desde Castilla-La Mancha, Andalucía y Aragón.